viernes, 5 de enero de 2024

EL REGUETÓN


El reguetón le metió la pala a todo el mundo. Le guste o no se lo metió doblado y  sin vaselina a tuttirimundi. Muchos dicen que ya murió y ahora lo que se oye es la música urbana. Pero puso al mundo a mover esas pailas bajando hasta el pozo profundo.

A los que les da asco el reguetón esgrimen como contraparte la música palaciega como el gran ejemplo de la música. Una maricada, por qué cómo carajo vas a comparar dos géneros antagónicos.  Y esos sabihondos cuando mucho llegan a Vivaldi; pero ni de vaina a Mahler, lejos Rimski-Kórsakov y más lejos Schönberg.

Quieren ufanarse con esa música de los pollos crudos de la realeza euro-pea. Esa música es una vaina que nadie ha escuchado ni les interesa, en su tiempo menos que ahora. La gente, el populacho no sabía que esa vaina existía. Era música para oírla en los palacios y en los teatros donde iban cuatro gatos que componían la monarquía.

Gran vaina la comparación.

La música palaciega, por vainas de la vida, se hizo popular en la Repúblicas, gracias a las grabaciones y a la radio. Pero esa vaina solo les interesa a cuatro gatos que andan con la nariz alzada y cagando arriba del culo. A ver si a las 2 de la madrugada en la discoteca piden que les pongan “Las cuatro estaciones” de Vivaldi.

El marginal seguía, como siempre, oyendo su vaina vulgar, rastrera y pendenciera. Para eso hay que atender al gigante de París en “Los Miserables”.

El reguetón, y con él el perreo, es del vulgo, del populacho, de los barriobajeros, esa es la realidad. Y no hay ningún prurito en esa verga. Por esa razón el reguetón es plenamente estético, en el sentido de los helenos. El reguetón es cuerpo, es carne, es corpóreo. Es sensación. Y de ahí pa’lante sandungueo.

Todavía hay unos mamertos que andan, con respecto al reguetón, como caminando en un campo minado de mierda, no se quieren manchar. Esa vaina nació de lo marginal, por eso es crudo y rudo. Dice las vainas de manera descriptiva, no hay posibilidad a la interpretación. Por eso molesta a las mentes de oídos tiernos como un condón de Hello Kitty. Porque el reguetón es ordinario como un tetero de mondongo.

Porque pertenece a lo crudo, a la realidad brutal. Y es americano caribeño. Mámense esta.

Esos que hablan mariconadas de esa vaina, desprecian lo mestizo, desprecian lo nuestro americano, son clasistas y racistas y no lo saben. El reguetón con su vulgaridad es de alguna manera contracultura. Sexual por todo el cañón. Te lo meto y te lo saco hasta la mitad.

Habla de lo que no se quiere hablar. Dice de lo que no se quiere decir. No tiene pelos en la lengua. Y eso molesta.

Además, pone a mover las pailas con un “tumpa tumpa” y nada más, es cartesiano: Una idea simple. Y eso arrecha.

Los críticos de pacotilla, no son más agresivos porque lo baila la reina de Suecia, la difunta de Inglaterra, los sajones, los franceses, los escandinavos, los nórdicos, los chinos. No hay coño e madre que no se mueva con el reguetón. Y eso los jode. El reguetón es sangre, sudor y sexo.

Los tik tok existen gracias al reguetón. A la gente le saca, como decía Calle 13, el indio Taino. Cuando la Sandunga suena no hay culo con reumatismo. Que es inmoral. Inmoral es bombardear un país, robarse el erario nacional y el futuro de cualquier nación.

Es una vaina inexplicable como todo lo americano. Nosotros sobrevivimos hasta al meteorito que cayó en México, gracias a la pachanga, al bembe, al dembo. Quieren que le den gasolina como si fuesen un motor de combustión interna. No te llevo na’.

Así es la vaina con el reguetón, ya fallecido el mismo; pero tiene su heredero en la música urbana. Y la vaina sigue pa’ rato. Así que a mover las pailas. “El perreo hasta el suelo y la autoestima hasta el cielo”.

 

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