sábado, 3 de junio de 2017

MISIÓN, VISIÓN Y VALORES EN NUESTRO PENSAR-HACER: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Por lo general, no nos planteamos de manera consciente la misión de nuestra vida; es decir, la razón de ser de nosotros. Ésta la vamos adquiriendo a lo largo de los años de manera inconsciente; y, muchas veces, no llegamos a saber cuál es nuestra misión.

La misión de vida personal enuncia el propósito general de nuestro pensar-hacer, así como el grado requerido de excelencia para llevarla a cabo. La misión define nuestro  quehacer diario y cotidiano. Establece un sentido trascendental de los fines que nos planteamos, y repito muchas veces sin saberlo. Además articula, lo que Kant llama, los imperativos éticos o principales valores de nuestra vida.

El propósito principal de la misión es establecer el enfoque y la dirección de nuestra vida, de nuestro quehacer. A través de ésta visualizamos las exigencias que enfrentamos en esas labores que realizamos. Una vida de éxito es la que tiene un claro sentido de su propósito. Por ello, una misión clara, comprendida y compartida provee un enfoque que impulsa nuestras estrategias, nuestro control y dirección en el hacer de nuestra existencia. Por medio de ésta ejecutamos nuestro existir.

Declarar o declararnos cuál es nuestra misión de vida es definir el fin de nuestro pensar-hacer, que nos distingue de los demás. La declaración de nuestra misión nos señala el alcance de nuestro operar; fija el rumbo de la vida que deseamos hacer y alcanzar. ¿Para qué existimos? ¿Cuál es nuestra razón de ser? Las respuestas a estas preguntas es el propósito esencial de la misión. Como apreciamos es la formulación de un conjunto de acciones, comportamientos y valores, que poseemos y ejecutamos a diario.

Todos poseemos una visión de la vida, adoptada o propia, autentica o inauténtica. Nuestra visión es la manera que tenemos de ver las cosas, de percibir nuestro entorno, de vernos a nosotros mismos, a los demás… es la percepción simultánea de un problema y una solución. Es una apuesta sobre la aceptación de una idea, de una perspectiva. La visión adscribe una misión a nuestra vida: hacer que nuestra visión del mundo se convierte en realidad.

Nuestra visión es el planteamiento de la meta a la que aspiramos llegar en la vida. Nos indica el rumbo y la orientación de todas nuestras acciones. Pueden ser ambiciosas, pero deben ser realistas. Crea pasión en nuestro hacer. La visión la podemos determinar como esa imagen-fin que deseamos lograr. Constituye un enunciado de la configuración de nuestro pensar-hacer, la expresión de nuestro desarrollo plenos.

La visión es nuestro ideal. Indica lo que nos gustaría ser y como queremos ser percibidos. Entendemos la visión como la imagen futura que vamos desarrollando a lo largo de los años, y en la cual trabajamos permanentemente. Ésta orienta y define nuestro hacer en cuanto definiendo el estado hacia el cual transitamos. En este sentido, la visión define la orientación de lo deseamos ser. Los componentes de la visión son: ¿Qué aspiramos a ser en el futuro? ¿Qué otras necesidades futuras buscaremos satisfacer?

Nuestros valores, por su parte, son la expresión de los límites éticos y morales en los que operamos todos los días. Éstos dan sentido a nuestras directrices y comportamientos creando y sustentando nuestro capital moral. Nuestros valores le dan cohesión a nuestra misión y visión. Deben ser coherentes unos y otros.
Nuestros valores son el conjunto de principios o imperativos propios que inspiran nuestra gestión de vida y que conforman las bases éticas sobre la cual construimos nuestra propuesta de existir. Toda persona tiene un conjunto de valores implícita o explícitamente formulados. Nuestros valores constituyen los pilares fundamentales para el desarrollo de una vida plena.

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