—¿Doctora ochenta
dólares por mear en este pote?
—Sí, eso cuesta.
—Doctora si yo he
meao en las principales calles y avenidas de esta ciudad y de otras. Además, he
meao en cuanto monumento patrio nacional y extranjero hay en la República y lo
he hecho de gratis.
—Sí, pero aquí
hay que pagar.
Tenía ganas de seguir
diciéndole vergas a la doctora, pero la miré y pensé: ésta debe ser de aquellas
que jodía, a coñazo limpio, a los carajitos en primaria. Mejor no le dijo más
nada.
Porque me había dicho
que posteriormente tenía que hacerme una cistoscopia y más adelante operar por
la uretra. Y es capaz que por estar yo discutiendo con ella posteriormente se
podía ensañar contra Manuel Fulvio, cuando estuviese anestesiado.
Mejor era dejar
la vaina de ese tamaño y hasta pagarle la consulta a 45 el dólar, por si acaso.
—Tienes que tomar
agua hasta llenar la vejiga para hacer el examen de la uroflujometría. Me dijo.
—No hay problema.
Me tomé medio
botellón de agua de esos de 25 litros
—Ya estoy listo
doctora.
—Te acuestas aquí
para hacerte un eco para saber cuanto líquido tienes en la vejiga.
Me acosté en la
camilla y la doctora se puso a medir la vaina con otro aparatico.
—Tienes 380 cc de
orina. Ahora si puedes orinar, yo salgo y tú orinas. Cuando termines de orinar
le das "Stop" en este botón.
Eso cualquier
primate lo sabe hacer, me dije. Y me puse a mear.
—"Que linda
es la vida en mi barrio", canturreaba mientras orinaba.
Terminé y le di
al botón "Stop", salió un papelito con una línea toda quebrada, miré
el recipiente y dije: En esta vaina no hay mucho meao.
La doctora entró
y me dijo:
—¿Le diste al
botón de "Stop"?
—Sí, cómo tú me
dijiste.
—Qué raro, porque
el papel debe indicar al final unos valores. Lo vamos a tener que hacer de
nuevo.
Quién dijo miedo,
pensé para mi coleto.
—Acuéstate en la
camilla para medir cuanto líquido retienes.
—Para luego es
tarde.
—Estas reteniendo
un 55% de orina.
Ya sabía que por
ahí iban los tiros, porque en los primeros exámenes había salido en el eco que
tenía una retención de orina del 51%.
—Vuelve a tomar
agua para hacer el examen de nuevo.
Me tomé la otra
mitad de agua del botellón. Vuelvo a mear en el potecito, le di de nuevo a "Stop"
y salió el papelito, me fijé que tampoco salieron los datos que ella quería.
Hizo nuevamente
la medición con el eco y la misma vaina.
—Vamos a enchufar
este aparato, porque lo más probable es que no está funcionando de manera inalámbrica.
Vuelve a tomar agua.
Enchufó el
aparato y me volvía rellenar de agua. Hubiese sido más productivo irnos a beber
cerveza en una tasca con ese aparato. Ahí en la barra bebiendo y cuando me
diesen ganas de mear de una vez ahí mismo.
A la tercera es
la vencida.
—Ahora sí, orina
de nuevo. Y le das a "Stop".
Así lo hice. Ya para
ese momento estaba más entrenado que un chimpancé para la Misión Apolo.
Ahí sí salieron
los valores en el puto papelito.
—Bueno, el chorro
de orina es pobre, marginal, tercer mundista, clase baja. Esto refleja que hay
un patrón obstructivo.
—Ya hicimos este
examen. ¿Qué viene ahora? Pregunté.
—El próximo
examen es la cistoscopia que se hace por la uretra.
—¿Y cuánto cuesta
eso?
Ya en ese momento
estábamos hablando en inglés.
—Ese examen cuesta
250 dólares.
—Cuando los reúna
me aparezco por aquí. ¿Y después?
—Con la cistoscopia
tenemos el diagnóstico final y podemos ir a la operación.
—¿Para la
operación cuántos dólares necesito?
—Si la operación
es por la uretra unos 3.500 dólares.
¿Cuánto costará la
cremación? Pensé en ese momento.
Debe ser más
barato.
Eso deben ser, en
verdad, unos 4.000 dólares o un tantico más, porque esto debe ser como en la
construcción, donde la obra siempre excede el presupuesto original.
No está fácil, pero
no imposible.
—Reúno los 250
dólares y vuelvo. le dije a la doctora.
Esperemos que
llegue ileso a la operación, pensé.
Así está la
vaina. Por eso es que la gente cree en José Gregorio Hernández, en la virgen de
Los Dolores, en el Transhumanismo, en cualquier vaina. Porque la vaina no es
morirse, sino vivir con un cuerpo enfermo.
Salí de ahí y me
viene con ganas de mear.