lunes, 21 de octubre de 2024

EL EXAMEN PROSTÁTICO


—¿Doctora ochenta dólares por mear en este pote?

—Sí, eso cuesta.

—Doctora si yo he meao en las principales calles y avenidas de esta ciudad y de otras. Además, he meao en cuanto monumento patrio nacional y extranjero hay en la República y lo he hecho de gratis.

—Sí, pero aquí hay que pagar.

Tenía ganas de seguir diciéndole vergas a la doctora, pero la miré y pensé: ésta debe ser de aquellas que jodía, a coñazo limpio, a los carajitos en primaria. Mejor no le dijo más nada.

Porque me había dicho que posteriormente tenía que hacerme una cistoscopia y más adelante operar por la uretra. Y es capaz que por estar yo discutiendo con ella posteriormente se podía ensañar contra Manuel Fulvio, cuando estuviese anestesiado.

Mejor era dejar la vaina de ese tamaño y hasta pagarle la consulta a 45 el dólar, por si acaso.

—Tienes que tomar agua hasta llenar la vejiga para hacer el examen de la uroflujometría. Me dijo.

—No hay problema.

Me tomé medio botellón de agua de esos de 25 litros

—Ya estoy listo doctora.

—Te acuestas aquí para hacerte un eco para saber cuanto líquido tienes en la vejiga.

Me acosté en la camilla y la doctora se puso a medir la vaina con otro aparatico.

—Tienes 380 cc de orina. Ahora si puedes orinar, yo salgo y tú orinas. Cuando termines de orinar le das "Stop" en este botón.

Eso cualquier primate lo sabe hacer, me dije. Y me puse a mear.

—"Que linda es la vida en mi barrio", canturreaba mientras orinaba.

Terminé y le di al botón "Stop", salió un papelito con una línea toda quebrada, miré el recipiente y dije: En esta vaina no hay mucho meao.

La doctora entró y me dijo:

—¿Le diste al botón de "Stop"?

—Sí, cómo tú me dijiste.

—Qué raro, porque el papel debe indicar al final unos valores. Lo vamos a tener que hacer de nuevo.

Quién dijo miedo, pensé para mi coleto.

—Acuéstate en la camilla para medir cuanto líquido retienes.

—Para luego es tarde.

—Estas reteniendo un 55% de orina.

Ya sabía que por ahí iban los tiros, porque en los primeros exámenes había salido en el eco que tenía una retención de orina del 51%.

—Vuelve a tomar agua para hacer el examen de nuevo.

Me tomé la otra mitad de agua del botellón. Vuelvo a mear en el potecito, le di de nuevo a "Stop" y salió el papelito, me fijé que tampoco salieron los datos que ella quería.

Hizo nuevamente la medición con el eco y la misma vaina.

—Vamos a enchufar este aparato, porque lo más probable es que no está funcionando de manera inalámbrica. Vuelve a tomar agua.

Enchufó el aparato y me volvía rellenar de agua. Hubiese sido más productivo irnos a beber cerveza en una tasca con ese aparato. Ahí en la barra bebiendo y cuando me diesen ganas de mear de una vez ahí mismo.

A la tercera es la vencida.

—Ahora sí, orina de nuevo. Y le das a "Stop".

Así lo hice. Ya para ese momento estaba más entrenado que un chimpancé para la Misión Apolo.

Ahí sí salieron los valores en el puto papelito.

—Bueno, el chorro de orina es pobre, marginal, tercer mundista, clase baja. Esto refleja que hay un patrón obstructivo.

—Ya hicimos este examen. ¿Qué viene ahora? Pregunté.

—El próximo examen es la cistoscopia que se hace por la uretra.

—¿Y cuánto cuesta eso?

Ya en ese momento estábamos hablando en inglés.

—Ese examen cuesta 250 dólares.

—Cuando los reúna me aparezco por aquí. ¿Y después?

—Con la cistoscopia tenemos el diagnóstico final y podemos ir a la operación.

—¿Para la operación cuántos dólares necesito?

—Si la operación es por la uretra unos 3.500 dólares.

¿Cuánto costará la cremación? Pensé en ese momento.

Debe ser más barato.

Eso deben ser, en verdad, unos 4.000 dólares o un tantico más, porque esto debe ser como en la construcción, donde la obra siempre excede el presupuesto original.

No está fácil, pero no imposible.

—Reúno los 250 dólares y vuelvo. le dije a la doctora.

Esperemos que llegue ileso a la operación, pensé.

Así está la vaina. Por eso es que la gente cree en José Gregorio Hernández, en la virgen de Los Dolores, en el Transhumanismo, en cualquier vaina. Porque la vaina no es morirse, sino vivir con un cuerpo enfermo.

Salí de ahí y me viene con ganas de mear.