domingo, 8 de julio de 2012

De la δημοκρατία a la democracia





Desde Pericles hasta la constitución de los Estados Unidos de Norteamérica la democracia fue una forma de gobierno muy mal vista. Basta recordar a Platón y Aristóteles, quienes escribieron con mucho desprecio sobre esta forma de gobierno. No obstante, oímos hablar de la democracia griega como si ésta hubiese sido algo bien visto por todos los atenienses o por los helenos.

A la democracia ateniense, que creo que fue el único lugar de la Hélade donde se dio esta forma de gobierno. Platón asemejaba la democracia a la oclocracia, y con el mayor desprecio señala que son una teatrocracia. Ante la demos-cracia ateniense, los romanos crearon la res-publica, que es otra forma de gobierno.

En nuestro tiempo, se piensa la democracia como algo igual a libertad, o igual a igualdad. Y tal libertad política se llega a tocar con la idea de libertad interior; asimismo ocurre con la idea de igualdad, es de suyo que la democracia todos somos iguales, por alguna razón que nadie sabe. Olvidamos, que la democracia ateniense se funda en la esclavitud y en la desigualdad social. Por otra parte, olvidamos que, por ejemplo, Inglaterra forma parte de un Reino, España tiene una monarquía, y hay libertad.

E incluso, la democracia se llega a convertir en verbo, cuando se habla de “democratizar a X” o “democratizar a Y”, lo que significa hacer participar a un grupo social de una actividad determinada, a la cual tal grupo social no ha tenido acceso. Al hacer la conversión a verbo, la democracia deja de ser una práctica política para convertirse en una mera acción, o en cualquier acción más.

La Venezuela de 1811 es republicana, no democrática. El término, como forma de gobierno, aparece en la tercera constitución, la de La Gran Colombia. La Guerra de Independencia, en Venezuela y toda América, se libra entre republicanos y monárquicos, es decir, entre partidarios de la República y partidarios de la Monarquía, se entiende, la Monarquía española.

Sin embargo, en los libros de historia de Venezuela, acerca de la Guerra de Independencia, se habla o hablaba de patriotas (republicanos) y realistas (monárquicos). Como si un realista no pudiese ser patriota. Nada, creo, excluye tal posibilidad. Esto es una distorsión histórica. De allí, que la tesis de Laureano Vallenilla Lanz sobre una guerra civil no esté tan fuera de lugar. Porque a lo interior de la Guerra de Independencia se da una guerra civil, por la posición política a que se enfrentan los americanos entre sí.

El término en el discurso político más atractivo es el de democracia; por lo señalado en el tercer párrafo. Hablar de democracia es hablar de libertad e igualdad. Democracia versus dictadura. Pocas veces se habla de República. Aun cuando el término democracia en la Constitución venezolana es, en verdad, un adjetivo. Pues se determina a Venezuela como una República democrática. Pues, sabemos que existe la República aristocrática donde sólo un grupo puede votar y gobernar, como bien lo define Norberto Bobbio.

Primero es República después democrática. Y es así porque la forma de gobierno opuesta a la Monarquía en 1800 es la República. Y recordemos, la democracia es una forma de gobierno muy despreciada. Además, es considerada en la teoría política una forma inviable de gobierno, por las distancias geográficas que actualmente representan los países.

De lo último señalado, aparecen las democracias representativas, es decir, el pueblo, que no es el demos ateniense, transfiere su poder de algo a una persona o partido que lo representa, o aquel le dará el poder decisión a éste para que decida en lo político. Es una forma jurídica rebuscada para mantener el término de democracia; pues a quien se le ha traspasado tal poder se hace intocable por parte del portador originario del poder político.

Ahora se habla de democracia participativa, protagónica, pero en última instancia siguen siendo democracias representativas; pues las instancias de poder son las mismas que la de ésta última. El poder que ejercía el demos ateniense no es el mismo que ejerce el pueblo en la actualidad. Porque el demos ateniense poseía un poder fáctico y efectivo.

Ahora, el poder del pueblo radica en poder votar en una elección, algo así como una amenaza latente contra aquel quien fue antes electo, el poder de no renovarlo en el cargo. Algo que es muy inefectivo, en verdad; inefectivo porque en el momento que los individuos delegan su hacer político se generan un conjunto de mecanismos políticos que logran desplazar la primigenia voluntad de aquellos individuos que han delegado su voluntad.

Todos los vaivenes del término democracia son para decirle a la gente de un país que ella tiene el poder, que en ella se asienta el poder. Más un engaño que una realidad. Pero así es la democracia, la apariencia de creer que se posee un poder, un poder para decidir algo, una libertad.

El camino de aquella δημοκρατία a esta democracia ha sido largo y accidentado, mucha agua ha llenado el cántaro, con lo cual el caldo del cultivo político se ha vuelto aguado e insípido. Por ello, tal vez, cualquiera es demócrata. Porque se piensa como una forma de vida, y no como una forma de gobierno. 

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