Este viernes pasado,
ya salido de la Ítaca laboral me encontraba esperando el vagón en el andén del Metro
de Bellas Artes cuando vi al amigo Sánchez Vegas, quien se veía con cara de
cansancio tropical, ese que produce el sol inmisericorde a lo largo de todo el
día. Lo más probable es que yo tenía un modelo semejante, porque eran las dos
de la tarde, en un día con mucha bruma producida por la sequía y las quemazones.
O tal vez porque la fumadera de marihuana era muy grande desde la mañana en
esta ciudad.
Nos saludamos y
dejamos, por precaución, pasar un vagón porque venía a nivel de sardina al
vapor. Comenzamos a conversar porque a una buena conversa jamás se le saca el
cuerpo, más bien uno se mete al cuerpo a cuerpo cual Ali con Frazer.
Me dijo que en la
retrospectiva que expuso en la Galería de Arte Nacional, el año pasado, se atendieron
más 75 mil personas, él solo atendió a más de 16 mil en visitas guiadas y otros
encuentros que se llevaron a cabo. Realizó un performance con la bellezura de
Joselyn. Me alegra, en verdad, que su muestra haya sido todo un acontecimiento
museográfico, porque es un carajo que le ha echao bolas al hacer plástico. Ahora
está preparando otra muestra en el Museo de Bellas Artes, está a la espera que
culminen las reparaciones del museo.
Me contó varias anécdotas
que han configurado el día a día del mundo del arte. La relación traumática entre
el Museo de Bellas Artes (MBA) y la Galería de Arte Nacional (GAN), desde que
esta última fue puesta en funcionamiento (1 de octubre de 1974). Porque me
contó que aquello fue un asalto, un golpe de Estado fue la expresión que utilizó,
que realizaron Alejandro Otero, Miguel Otero Silva y Manuel Espinoza contra el
Museo de Bellas Artes que en ese entonces dirigía Miguel Arroyo (años de
gestión 1959-1976).
Pues al crearse
la Galería de Artes Nacional esta institución se apropió del edificio viejo y
parte de la colección que tenía el Museo de Bellas Artes de artistas
nacionales. Esto ha sido traumático hasta el día de hoy, porque aun cuando la GAN
tiene posee su sede propia sigue en disputa la colección del Museo de Bellas
Artes.
Viendo el asunto
a la distancia, uno puede pensar que con esa acción por parte de la GAN se
perdieron varias posibilidades: La primera, que se perdió de construir la sede
de la GAN en ese momento, pues estamos hablando del primer gobierno del
compadre Carlos Andrés Pérez y esta gente de la GAN tenía influencia hasta los
más altos niveles del gobierno; cosa importante en ese momento es que había
dinero por el boom petrolero y Pérez se pensaba con proyección histórica; le
hubiese encantado inaugurar esa sede para la historia.
Segunda cosa, al
apropiarse de la colección del MBA se perdió la oportunidad de hacer el
inventario nacional de los artistas venezolanos en ese momento. No se hizo un
registro nacional. Tercero, que la GAN visitara los talleres de los artistas a
nivel nacional y comprara, había dinero para eso, las mejores obras de éstos.
Parece que se
apresuraron, por alguna razón, y se perdieron oportunidades que luego no fue
posible recuperar porque las condiciones del país habían cambiado.
Otra vaina que me
contó Sánchez Vegas es que la actual sede de la GAN fue originariamente
concebida para la Asociación Venezolana de Orquideología, esto hay que
averiguarlo entre los chismosos de la Nación. Porque en 1988 se empezó a hablar
de la sede de la GAN y apareció la maqueta expuesta en su sede. Además, como el
edificio permanecía inacabado la gente de la Imprenta Nacional quiso echarle
mano, pero los de la GAN se fueron para allá y ¨montaron un campamento¨,
palabras de Sánchez Vegas, para no perder su mierda.
Y así, a troche y
moche, va la historia de la Galería de Arte Nacional. Pero esa gente está
haciendo un trabajo arrecho para salir a flote nuevamente.
Toda esta vaina
la conoce Sánchez Vegas porque él ha sido y es actor de primera mano y de
primera fila de muchos haceres culturales no históricos, pero si anecdóticos. Los
cuales siempre son mucho más interesantes para los dedicados a los recovecos
del día a día.
Entre lo que me
contó dejo dos pendientes: los rechazados y los integrantes del boom del dibujo
en Venezuela. Estas las voy a dejar para más luego.
Otro asunto muy
interesante que me contó fue la diferencia de enfoque que se dio, durante el
gobierno de Pérez Jiménez, por parte de los arquitectos caraqueños con respecto
a Caracas. Esto me interesó porque yo me había preguntado de ¿cómo carajo se
explica la convivencia simultanea de dos concepciones estéticas tan disimiles
como son la Universidad Central de Venezuela y Los Proceres? Porque ambos
proyectos y obras se dieron al mismo tiempo.
Me contó, el pana
Sánchez Vegas, que de la Universidad Central hacia el Centro de Caracas
predominó la tendencia modernista inaugurada con el Plan Monumental de Caracas
de 1939 elaborado por el equipo de urbanistas franceses, continuada
posteriormente por Rotival, Villanueva y los acólitos a esta concepción.
Que para mí es
una expresión arquitectónica del positivismo venezolano, cosa que plantee en
¨1939, Claro/Oscuro¨.
La otra tendencia
también modernista, que serpentea por el Paseo Los Ilustres desemboca en Los
Próceres y abarca el sector de la Avenida Victoria hasta el Helicoide, estuvo comandada
por unos arquitectos, entre ellos Wallis, que tenían relación con los italianos
del grupo Domus. Esto explica esa concepción italianizante neoclásica del eje
Los Ilustres - Los Próceres y del sector de la Avenida Victoria.
Para la historia
de la arquitectura local, la tendencia Villanueva fue más fuerte en el sentido
de imponer su relevancia y minimizar la otra tendencia. Se habla mucho sobre la
Ciudad Universitaria y el eje de la Avenida Bolívar, pero poco del eje
patriótico de Los Próceres. Aunque ambos, en última instancia, son ejes
patrióticos con perspectivas y concepciones estéticas diferentes.
Aquí hay que
meter una acotación, para añadir y especular que la presencia de Sofía Imber, con
el apoyo de Guillermo Meneses, cambiaron la visión arquitectónica de Villanueva
sobre la Universidad Central de Venezuela (UCV), ya que sin esta presencia
posiblemente el lenguaje arquitectónico y artístico de la UCV hubiese sido más
modesto y recatado, como lo anunciaban el Hospital Universitario, la Facultad
de Medicina y la trayectoria del arquitecto jefe del proyecto. Pero se produjo
un salto inesperado y aquí es donde debe tener su participación Meneses como
negociador con el gobierno de turno, para que éste aceptara el nuevo lenguaje
arquitectónico.
Volviendo al asunto
de ambos ejes, debemos entender que éstos son expresión de la misma herencia
positivista venezolana expresada con manifestaciones arquitectónicas
diferentes. Junto a este positivismo que también encarna el perezjimenismo está
la tendencia desarrollista presente en América del Sur en ese momento histórico
y con la cual comulga Pérez Jiménez.
La convivencia de
por lo menos dos tendencias o visiones arquitectónicas es lo que explica que un
mismo gobierno construya y sea garante de dos arquitecturas tan disimiles.
A estas dos
tendencias arquitectónicas, hay que agregar la tendencia estadounidense
producto de la presencia de la industria petrolera. De la cual, la Sala
Trasnocho Cultural, en el 2017, presentó la muestra “Arquitectura
norteamericana en Caracas 1925-1975: OUR architects”. Esta tendencia fue
puntual, expresada en los edificios sedes de la industria petrolera presente en
Caracas.
Estas
concepciones no son las únicas que se han dado con respecto a Caracas, hay
otras a la espera de ser mostradas.