Dirán las
feministas que es patriarcal y machista que Altagracia sea de Orituco. ¡Aja!
Pero qué dicen que Los Cortijos es de Lourdes y son varios de esta señora, eso
debe ser como una orgía o una redoblona.
Pero no es de
esas vainas que voy a comentar, sino que esta mañana me largué para la estación
del Metro de La Californication. Porque nosotros somos malandros; la Real
Academia dice expresamente que los sustantivos no llevan artículo. Pero
nosotros decimos: ¨allá viene la María¨, ¨dónde está el Juan¨. Debe ser que por
esa vaina que le pusieron a esa estación La California, y no California pelao.
Me bajé en La Californication
y me zumbé vía Petare, porque tenía tiempo con ganas de hacer ese recorrido,
desde que el año pasado regresé a Petare barrio de Pakistán, dice la canción.
Aunque en verdad, la mera verdad Petare es el pueblo, no todo el gigantesco
barrio. Pero ni modo, ya la cosa es así y punto.
Desde La
California hasta el Pérez de León hay como un kilómetro de distancia, nada del
otro mundo. La Francisquete es una avenida amplia y hay comercio de todo tipo y
calibre. Como cualquier otro sector de Caracas, nada excepcional. El Campo Rico
se ve interesante, pero uno no puede meterse por ahí sino va a buscar a alguien
o la muerte.
Pero la vaina da
risa cuando uno lee el aviso que guinda de la antigua autopista Francisco
Fajardo, el cual dice ¨BIENVENIDOS A PETARE¨. Puta madre, debe ser una ironia
de la vida. A lo mejor lo escribió Sócrates, que era el amo y señor de la
ironía. ¿Quién coño va a ser bienvenido a Petare? Ni la bolsa CLAP, ni las
bombonas de gas son bienvenidas, mucho menos uno.
La cosa ahí
abajo, después que uno pasa el Pérez de León, es intensa. Pero ya uno está
acostumbrado porque viene de los lados de Carapita, Mamera, Catia, El Valle y
uno se siente como en casa. Claro, que yo me llevo, y lo tengo para eso, el
morralito tricolor que es como un talismán, un tótem. Y camino por todo eso,
sin entrar al barrio, que tampoco hay mucho que ver, lo que hay son historias y
eso es lo interesante, de resto son ranchos ensamblados a lo Moshe Safdie.
Me llegué hasta
más allá de puente Baloa y pasa una vaina extraña con este puto puente, porque
desde El Silencio, los peluches van gritando: ¨Petare, puente Baloa; Petare,
puente Baloa¨ y cuando uno llega a esa mierda nadie lo mienta. En puente Baloa
eché una breve mirada para abajo, para El Guaire, y me fijé que había un rancho
donde están criando tres cochinos, no papeados como dijo aquel, pero ahí van.
En cualquier momento les llega su sábado a esos cochinos.
Me llegué hasta
la bomba de gasolina, miré para la Río de Janeiro, la avenida. No estaba en
Brasil. Crucé y me a orillé al barrio, para venirme caminando por la otra acera
y poder mirar la otra vista de la avenida.
Los llamados
sectores populares, debe ser que en los otros sectores no vive el pueblo, son
interesantes por el mierdero que ahí se genera. Ahí convive dios y el diablo en
pantaleta. Toda verga está junta, lo sagrado y lo profano. Ahí todo fluye,
Heráclito estaría encantado de andar en medio de ese verguero.
El Bolívar que
está cerca del Metro no le llega ni por los cojones al Sucre que está en el
Casco Histórico de Petare, ese Sucre es imponente, tiene lo suyo. El Bolívar,
en cambio, está disminuido.
Me regresé de
nuevo hasta La California. Si a esos vergos verticales, creo que se llaman gimnasios
verticales, no le echan una mano de pintura los van a que tener que cerrar,
porque no va haber vacuna antitetánica para salvar a la gente cuando se rocen
con la corrosión de los mismos.
Ya en el Metro,
como siempre, apareció el carajo con demencia senil. Porque verga, ese Metro
del coño se está convirtiendo en un recoge locos. Como los viejos no pagamos
pasajes, entra a esa vaina cada carajo con demencia senil a ponerse a hablar
guevonadas y a toda jeta. El que estaba hoy empezó a hablar mal de gobierno y
ya iba por Corea del Norte, hasta que de pronto llegó a que ahora los hombres
usan pantalones para que se les marquen las nalgas y se pintan el pelo de
rosado.
Se bajó no sé
dónde coño, pero ya venía de regreso un Metrobodega ofreciendo ¨caramelos contra
la esquizofrenia¨, esos caramelos los estará fabricando Freud. ¨Caramelos
contra la caída del pelo y para hacer crecer el pelo¨, todos esos en la misma
bolsa de Chau. La verga que se ven ese Metro.
Ya terminada mi
ocupación del día me bajé en Sabana Gay y me vine para la rancha. Me quedó
pendiente otro proyecto que se me ocurrió en Petare, pero primero tengo que ir
para La Yaguara, eso será la próxima semana.
No tomé fotos
porque no iba a eso.