El
alma tiene la posibilidad de elegir entre lo intelectivo o lo irascible y
apetitivo. En cada elección hay una acción del alma. Si elige lo irascible y
apetitivo entonces la elección tiende hacia el grado más bajo de la libertad. Pues
esta elección es producto de una la falsa opinión, que hace aparecer el
conocimiento como un error. Esta forma inferior de elección constituye el libre
albedrío, que sólo implica una posibilidad de elección. "Los animales que
por propia esencia gozan de un movimiento de su libre albedrío pueden propender
ora al bien, ora al mal"[1]
La
voluntad, por una parte, es definida como el principio racional de la acción,
en el cual la voluntad es la apetencia racional, distinta de la apetencia
sensible. Por otra, la voluntad se considera como el principio de acción
general, esto es, la apetencia, la inclinación a hacer algo. Esta última
acepción no se distingue del libre albedrío.
Radicaremos en la voluntad lo que depende de
nosotros y asentaremos ésta en la razón, y mejor aún en la recta razón
(posiblemente deba añadirse la ciencia a la recta razón), porque si obramos tan
sólo llevados de la recta razón nos veremos envueltos en la duda y no seremos
dueños de nosotros mismos, máxime si no se conoce por qué la opinión es recta y
únicamente por suerte o a impulsos de la imaginación nos vemos llevados a lo
que justamente nos conviene[2]
Podemos
señalar que la libertad de la voluntad, en su primera acepción, es el grado de
libertad que tiene como causa la dimensión intelectiva del alma, sea ésta
superior o inferior. En tanto que el libre albedrío tiene como causa de su
acción la dimensión irascible y apetitiva del alma.
A
saber:
§ Compuesto doble
§ El alma consigo misma
§ Arrobamiento místico
§ Compuesto dual particular: Unidad alma-cuerpo.
§ Triple dimensión del alma
§ Libertad de la voluntad
§ Libertad intelectiva
§ Libertad intelectiva superior
§ Libertad intelectiva inferior
§ Libre albedrío
§ Libertad irascible
§ Libertad irascible superior
§ Libertad irascible inferior
§ Libertad apetitiva
§ Libertad apetitiva superior
§ Libertad apetitiva inferior
La
libertad intelectiva superior tiende a la introspección, con el objeto de
llegar a alcanzar el arrobamiento místico. La libertad intelectiva inferior,
por su parte, tiende al libre albedrío y a estar más en comunión con lo
sensible y apetecible. La voluntad es movida por el deseo intelectivo, el
arbitrio por el deseo irascible y apetitivo. T. Clark indica que " la libertad humana, para
Plotino, es una tendencia intelectual hacia el Bien y por esto define la virtud
como una modalidad del Principio Intelectual"[3]
La
acción de la libertad intelectiva, elija lo superior o inferior, es decidida
por un acto de reflexión; pues, de alguna manera, sabe lo que quiere. Al aspecto,
es un acto voluntario. El acto involuntario, por el contrario, es la acción
conforme al libre albedrío, esto es, carente de la acción intelectiva, de la
voluntad. No obstante, sea una u otra el modo de libertad esto no afecta la
acción libre de elección, lo que varia es el grado cualitativo de la libertad.
"Hablamos de lo que depende de nosotros dando a entender lo que está
sometido a nuestra voluntad y lo que llega a acontecer o no, pero siempre tal
como lo hayamos querido"[4]
Por
otra parte, podemos señalar la existencia de actos a-voluntarios, que en su
naturaleza no son propiamente acciones. Ya que es una mera potencia de actuar,
sin ninguna razón con respecto al acto cumplido, un actuar indiferente.
En
el compuesto doble la libertad siempre es limitada, es decir, finita; o como
hemos señalado antes defectuosa. Ya que la posibilidad de elección está
condicionada por lo corporal y el entorno. De aquí que la idea de la libertad
en el hombre sea un proyecto inacabado, un tender a.
"Los
seres vivos que tienen el poder de moverse a sí mismo, se inclinan unas veces
hacia el bien y otras hacia el mal"[5].
Concebir la libertad en términos de poder elegir entre el bien o el mal es
considerar a ésta:
§ Desde una perspectiva moral, sujeta a creencia y normas en concordancia
con el grupo social y consigo mismo.
§ Es pensar a ésta con relación a la razón y el bien.
La
libertad desde la perspectiva moral tiene su causa en la libertad intelectiva
inferior; propia del conjunto de normas y creencias que rigen las acciones del
individuo en concordancia o no con el entorno social. Por su parte, la libertad
con relación a la razón y el bien tiene su razón causal en la libertad
intelectiva superior, que mira a la inteligencia y al bien.
La
M. Clark observa que Plotino:
Ha visto que la libre elección no es la esencia de
la libertad porque incluye la posibilidad de una elección errónea; ha visto que
la verdadera libertad procede de la prosecución y finalmente de la consecución
del Bien, pero no ha puesto el deseo del Bien bajo el poder de la libre
elección y, por tanto, no ha dado al hombre como persona una autonomía sobre su
naturaleza[6]
Desde
esta perspectiva tenemos:
§ Compuesto doble
§ El alma consigo misma
§ Arrobamiento místico
§ Compuesto dual particular: Unidad alma-cuerpo.
§ Triple dimensión del alma
§ Libertad de la voluntad
§ Libertad intelectiva
§ Libertad intelectiva superior
§ Libertad racional y del bien
§ Libertad intelectiva inferior
§ Libertad moral
§ Libre albedrío
§ Libertad irascible
§ Libertad irascible superior
§ Libertad irascible inferior
§ Libertad apetitiva
§ Libertad apetitiva superior
§ Libertad apetitiva inferior
Plotino
al otorgar al alma la causa de su propio movimiento rompe con la concepción
fatalista. Al convertir a ésta en agente de sus propias acciones. "El
poder hacer las cosas contrarias corresponde a los seres que no permanecen en
la perfección"[7]. El
pasaje, en cuestión, tiene dos interpretaciones. La primera, corresponde a la
actividad errática del alma. La segunda, que el alma realiza de sus acciones de
manera impredecible, no determinadas.
Algo todavía se nos muestra con más evidencia: el
ser libre es un ser inmaterial y a esto hemos de reducir lo que depende de
nosotros. Entendemos por esta realidad la voluntad señora de sí misma, aun en
el caso de que se vea forzada a decidir respecto a una cosa exterior. Todo lo
que de ella proviene y se hace por ella, depende de nosotros; y poco importa en
tal caso que actúe en sí o fuera de sí. He aquí, pues, que lo que por encima de
todo depende de nosotros es lo que la voluntad quiere y realiza con
libertad[8]
T.
Clark considera que el ejercicio de la voluntad, en Plotino, es «poder». "La
libertad es el ejercicio de un poder. Pero, ¿qué significa poder? Poder, en
este caso, significa «nuestro poder» esto es, el poder de nuestra voluntad.
Este poder de ninguna manera dirige nuestro conocimiento; antes bien, en alguna
proporción, lo implica"[9].
El gobierno del alma por sí misma. Agrega más adelante, "según Plotino,
ser libre es ser poderoso. Plotino ve el poder del hombre mutilado por fortunas
adversas, por compulsiones, pasiones, experiencias, por la naturaleza; y esto
le hace dudar de que el hombre pueda disponer de sí mismo o que tenga gobierno
sobre sí mismo"[10].
Tal poder es impedido por la actividad errática del alma y las causas del
entorno. El por sí misma tiende a lo irascible y apetitivo apartándose de lo
intelectivo, así pierde el poder de gobernarse por sí misma.
Plotino
señala: "Ahora bien, también los hombres son principios. Es un hecho al
menos que su misma naturaleza les impulsa a realizar acciones nobles, y un
principio así es un principio autónomo"[11]
Por el contrario, cuando realiza acciones innobles deja de considerarse un
principio autónomo. De allí la duda a que alude T. Clark.
Cuando
la dimensión irascible y apetitiva del alma gobierna la dimensión intelectiva
pone a ésta bajo su gobierno, y dirigen la libertad a los places irascible y
apetitivos, Con lo cual el alma realiza acciones innobles. Según J.M. Rist, Plotino expresa que nosotros "elegimos lo que nos
llevara a la degeneración. Nosotros de hecho escogemos tales cosas engañados
por nuestro ambiente o por nuestras pasiones, por pensar que ello nos traerá
bienes. Lo que Plotino no dice, por supuesto, es que es posible para nosotros
con total conocimiento nuestro del verdadero bien y el mal verdadero elegir lo
que es malo"[12].
La dimensión intelectiva siempre elegirá lo bueno, siempre tenderá al bien
debido a su naturaleza, esto es, siempre realizara acciones nobles.
[1] Plotino. Enéada III 2,
4, 36-38.
[2] Plotino. Enéada VI 8, 3;
p. 345.
[3] M. Clark, Op. cit.,
p. 163.
[4] Plotino. Enéada VI 8, 2;
p. 342.
[7] Plotino. Enéada VI 8,
21; p. 379.
[8] Plotino. Enéada VI 8, 6;
p. 350.
[9] M. Clark, Op. cit., p.
31.
[10] M. Clark, Op. cit.,
p. 154.
[11] Plotino. Enéada III
2, 10, 16-19.
[12] J. M. Rist, Op.cit.
p. 135-136: "He does not mean that we do not choose what will lead to
degeneration. We do in fact choose such things, deluded by our environment or
our passions into thinking that they will bring us goods. What Plotinus does
not say, of course, is that it would be possible for us with full knowledge of
our true good and evil to choose what is evil; but we shall return to that
later."
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