lunes, 14 de enero de 2013

BURKE EDMUND: PRESERVACIÓN DE SÍ MISMO


El sentimiento de lo sublime, ante la naturaleza turbulenta y abrumadora, se manifiesta en el placer-displacer al avizorar objetos muy violentos y destructivos que amenazan con dañar y destruir al espectador. En este aspecto, Burke identifica continuamente la relación Eros-Tánatos con el sentimiento de lo sublime.

            El miedo desbanca cualquier otro pensamiento, ya que el individuo busca afanosamente salvarse. Atrapado entre el placer de la pena y la remoción que produce en el alma la idea de la muerte y el placer estético que remite al terror y lo desconocido.  “La mayoría de las ideas que son capaces de hacer una poderosa impresión en la mente, ya sea simplemente de dolor o placer, o de las modificaciones de éstos, se pueden reducir a estos dos aspectos, el instinto de conservación y de la sociedad; a los fines de uno u otro de los que todas nuestras pasiones se calculan para responder”[1].

Burke señala que lo sublime se genera del instinto de auto-conservación y es causa de un error placentero, le atribuye a éste fuerza y poder ilimitados. “Las pasiones que se refieren a la autopreservación están estimuladas principalmente por el dolor o el peligro… Las pasiones, por tanto, que están familiarizadas con la preservación de lo individual, principalmente el dolor y el peligro, son los más poderosas de todas las pasiones”[2].

            Lo sublime se presenta como una amenaza relativa a la conservación del individuo; y no hay nada que ponga más en peligro la supervivencia de éste que la muerte, fuente directa o velada de todos los terrores. “Lo sublime es una idea que pertenece a la autopreservación; es, por tanto, la idea que más afecta a la mayoría de los sentidos; la emoción más fuerte es un padecer esta emoción; y ningún placer causa positiva pertenece a ella”[3].

            Lo sublime es terror porque estima por la presencia de la libertad, que es no es casi nada frente a lo que podría y debería ser. El interés en pensar la libertad resiste la presentación de lo sensible. Lo sublime es placer de pena y placer de alivio.
           
            Los peligros que acechan la supervivencia producen la suspensión de los movimientos en el espíritu, lo que induce a una especie de éxtasis emocional. Estos sentimientos producen una catarsis.

            Sin embargo, cuando la aflicción de esta amenaza es atroz hace imposible cualquier tipo de goce. Lo sublime desaparece en el momento en que el individuo es directamente afectado por la violencia de tal circunstancia, ya que se pierde la condición de espectador y se convierte a la condición de mero superviviente.


[1] Edmund Burke. Of the Sublime and Beautiful, New York, The Harvard Classics, 1956, p. 35.
[2] Edmund Burke. Of the Sublime and Beautiful, New York, The Harvard Classics, 1956, p. 35.
[3] Edmund Burke. Of the Sublime and Beautiful, New York, The Harvard Classics, 1956, p. 73.

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