Paul Mac Lean
en su teoría evolutiva propone que el cerebro humano está conformado por tres
cerebros en uno, esto es el cerebro triúnico. El cual está conformado por el
cerebro reptiliano o primitivo, el cerebro límbico o mamífero y el cerebro
neocorteza o neocórtex.
El cerebro
reptil regula los elementos básicos de supervivencia. Es compulsivo y
estereotipado. Se caracteriza por ser asiento de la inteligencia básica llamada
inteligencia de las rutinas, rituales, parámetros. Su conducta, en la mayoría,
es inconsciente y automática. Este cerebro se hace cargo cuando se ve amenazado
por la sanción y genera un comportamiento reactivo. Las personas actuamos desde
esta estructura en atención a nuestras necesidades vitales.
El cerebro
límbico permite que los procesos de sobrevivencia básicos del cerebro reptil
interactúen con elementos del mundo externo a través de las expresiones de las
emociones en general. Por ejemplo, junto al instinto de reproducción se genera un
sentimiento amoroso y sexual. Este
cerebro nos provee de una conducta emocional. Constituye el asiento de las
emociones, de la inteligencia afectiva y motivacional. Trabaja en sintonía con
el reptil. Promueve la productividad, la satisfacción en el trabajo y en el
aprendizaje. Toda la información sensorial es filtrada por este sistema antes
de pasar al neocortex.
El cerebro
neocortex, por su parte, regula las emociones basadas en las percepciones e
interpretaciones del mundo inmediato, éste cerebro es la parte racional. Es el
cerebro humano más evolucionado se divide en dos hemisferios (izquierdo y
derecho) con funciones específicas. Su contribución es relevante para la praxis
racional.
De acuerdo con
Mac Lean, en los humanos y otros mamíferos avanzados existen los tres cerebros.
Los mamíferos inferiores tienen sólo el cerebro límbico y reptil. Todos los
demás vertebrados tienen sólo el cerebro reptil.
La teoría de
Mac Lean es útil en la aplicación del neuromarketing, por lo que su
entendimiento permite dar explicaciones racionales a por qué compramos lo que
compramos; o permite impulsar nuevos modos de marketing que generar estímulos
que facilitan realizar ventas más eficaces.
En el
neuromarketing, la aplicación de metodologías basadas en el cerebro triple abre
campos a la investigación de mercados. Según el neuromarketing, en el proceso
de compra el cerebro reptil siempre es ganador. Es decir, que todas nuestras
decisiones para comprar algo están signadas por esta parte de nuestro cerebro.
No importa la explicación racional que ofrezcamos para justificar haber
comprado, por ejemplo, un carro. Tal compra siempre tiene su asiento en la
inteligencia básica de la supervivencia. Interesante por demás toda la
explicación del neuromarketing.
¿Qué
tiene que ver todo esto con Platón? El primer aspecto relevante de la
antropología de República es la división del alma. Platón distingue tres partes
del alma con funciones distintas: la concupiscible (epithymíai) sede de los
apetitos y deseos. La irascible (tymos) residencia de las pasiones nobles como
el valor. Por último, la inteligible (nous), asiento de la razón. Las dos
primeras rigen las funciones del cuerpo, la inteligible domina sobre las otras
dos evitando los excesos de éstas, y conduce al hombre a alcanzar la verdad
(República 580d-581c)[1].
El alma es tripartita, el alma es una y a la vez tres. El alma apetitiva o concupiscible está
ubicada en el abdomen; el alma irascible en el pecho a la altura del corazón. Y
el alma inteligible en la cabeza.
El alma
sensitiva e irascible (almas inferiores), para Platón, deben subordinarse a la
parte superior, es decir, al alma racional. La cual conduce y guía al alma
irascible y apetitiva. De cómo el hombre haga esta guía depende que se haga
inmortal. Pues el hombre, escribió Platón, puede convertirse en algo mortal
cuando se abandona a la concupiscencia y lo irascible; pero se hace inmortal y
contemplativo cuando su alma racional ha ejercido la capacidad de pensar en las
cosas inmortales y divinas.
Como
apreciamos nos encontramos en Platón con tres tipos de comportamientos, de
acuerdo a cual alma predomina en el hombre o predomina en una situación
determinada. El alma apetitiva es portadora de una inteligencia básica, comer,
reproducirnos… se asemeja al cerebro reptil del que habla Mac Lean. El alma
irascible, ubicada en el pecho, mueve las pasiones nobles o innobles del
hombre, está es un alma emocional semejante al cerebro límbico, nos impulsa a la
rabia, al amor. Por último, el alma inteligible o racional tiene su asiento en
la cabeza, es el alma suprema pues nos permite una vida racional, nos recuerda
al cerebro neocortex. Platón las denomina almas, Mac Lean cerebros o
sistemas.
El gobierno
del hombre sobre sí mismo no consiste en alejarse del cuerpo sino en dominar la
parte irracional del alma. Pues si lo irracional gobierna se convierte en
tirano haciendo de éste un esclavo de sí mismo (República 431a-b). Sólo en el
alma es posible que se dé tal movimiento. El cuerpo no cuenta como agente de
afección, nos estamos movimientos en los diversos planos del alma. En República
580d, escribe Platón, que a cada parte del alma corresponden diferentes tipos
de placeres y deseos, esto es, los deseos de saber al alma inteligible, los
deseos ambiciosos alma irascible y los
avariciosos alma apetitiva.
La
preeminencia del alma en Platón, como esencia antropológica, desvanece las
diferencias entre hembra y varón. Ya que tales diferencias son corporales y no
de naturaleza. En consecuencia, hembra y varón son iguales. Pues la naturaleza
los deseos humanos están determinados por el alma. Si nos colocamos en la
interpretación del neuromarketing, hombres y mujeres compramos atendiendo a los
requerimientos del cerebro reptil; no al hecho que seamos de uno u otro
sexo.
En Filebo, por
su parte, Platón sostiene que todas las afecciones pertenecen al alma
independientemente del cuerpo (Filebo 32c; 34a-b). En consecuencia, no hay
deseos o afecciones corporales. Ya que “el principio motor de todo animal es el
alma”, lo que se mueve a sí mismo es principio de movimiento para todo aquello
que es movido por otro (Filebo 35c-d)[2].
No es si somos
hembra o varón, lo que determina atendiendo al neuromarketing la compulsión de
la compra es nuestra inteligencia básica de supervivencia. Nuestras afecciones
están definidas por el alma. Ahora lo llamamos neurotransmisores. Para Platón,
el alma es el sujeto de los deseos.
Para el
neuromarketing, señalamos antes, el cerebro reptil siempre es el ganador. Ahora vamos a apreciar «el problema del alma
de los brutos» (por bruto se hace referencia a los animales: gatos, perros…)
Descartes señala que «los brutos deben de poseer un espíritu similar al
nuestro» considerando que hay dos distintos principios de movimientos. Uno,
mecánico y corpóreo, que depende solo de la fuerza del espíritu animal y de la
configuración de las partes corporales, que se denomina alma corporal; los
movimientos de los animales proceden de este principio, es decir, del alma
corporal; lo que en Platón llamaba alma apetitiva e irascible. El otro
movimiento es incorpóreo, el cual es alma propiamente dicha y consiste en la
substancia que piensa, este movimiento corresponde propiamente a los hombres.
El cual en Platón corresponde al alma racional.
Lo que deseo
indicar con el párrafo anterior, siguiendo la interpretación del
neuromarketing, es que cuando compramos lo hacemos con «el alma de los brutos»,
esto es, de los animales. Con el instinto de supervivencia y las emociones.
Platón, al igual que el neuromarketing, sabía que el alma apetitiva siempre
gana. Por eso planteaba que el hombre necesita del alma inteligible para guiar
sus acciones, porque de otra manera permanecería subsumido en sus apetencias
básicas; semejándose más a un animal que a un hombre.
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[1] Puedes consultar el artículo “Platón: la antropología
psico-política de República” en http://obeddelfin.blogspot.com/2012/07/blog-post.html.
[2] Puedes consultar el artículo “Platón: la antropología cognitiva
de Filebo” en http://obeddelfin.blogspot.com/2012/07/la-antropologia-cognitiva-de-filebo.html.
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