Nosotros, por lo común, somos unos desconocidos
para nosotros mismos. Esto se da por múltiples razones. A causa de este
desconocimiento caemos en el descuido de nosotros mismos, lo cual nos acarrea
diferentes consecuencias que padecemos a diario. Ahora bien, ¿cómo podemos
conocernos a nosotros mismos?
Necesitamos
realizar una crítica de nuestros valores, de nuestras disposiciones, de nuestras
interpretaciones; hay que poner en entredicho el valor mismo de nuestra forma
de ver el mundo que nos rodea. Y para esto necesitamos tener conocimiento de
las condiciones y de las circunstancias en las que tales valores,
disposiciones, interpretaciones surgieron, en las que se desarrollaron.
Necesitamos,
pues, un conocimiento de nosotros mismos que hasta ahora no ha existido, ni tampoco
se ha deseado tener. Ya que hemos nuestros valores, nuestras interpretaciones,
nuestra forma de ver el mundo como algo dado, real y efectivo, situado más allá
de toda duda. Lo hemos considerado, sin saber porqué, una Verdad.
En
es necesario a través de un proceso crítico-reflexivo, es decir, filosófico cuestionar
lo incuestionado de nuestra vida, para ello era preciso pensar lo impensado ─algo que hasta es este
momento nos ha resultado impensable─ Para ello tenemos que adentrarnos
con arrojo en el hondo y obscuro mundo formado por el inconsciente histórico-social
de nuestros valores.
Debemos
asumir e intentar este arriesgado proyecto. Debemos estar dispuestos a elaborar
una nueva mirada efectiva que esté dirigida a la historia de nuestros valores.
Esto requiere construir un nuevo saber fundado en nosotros mismos. Un saber descarnado
y, a la vez, encarnado en lo realmente comprobable, en aquello que
efectivamente nos hace existentes, en toda una larga y difícil escritura que
conforma nuestro presente. En el aquí y ahora que somos.
Esta
búsqueda del conocimiento de nosotros mismos nos obliga a rastrear las bases de
los valores instituidos, de esa aparente verdad que se presenta como la única
legítima y también como la única posible. Debemos generar la duda crítica sobre
nosotros mismos y sobre es realidad instituida.
Rastrear
el origen y precedentes de las cosas que nos conforman es una forma específica
de indagación, que requiere el análisis-crítico de esa sucesión de procesos que
nos avasallan y nos configuran en lo que somos. Antes de esta indagación, sin
saberlo, generamos resistencias que nos causan dolor, que nos perturban; resistencias
que utilizamos, en cada caso, para contrarrestar esos procesos, generamos pseudo-metamorfosis
con la finalidad de defendernos y de reaccionar ante ello, así obtenemos resultados
de contra-acciones afortunadas o desafortunadas.
En
la indagación de este conocimiento de uno mismo podemos descubrir, tal vez, que
todo valor se ha podido construir de un no valor, que toda verdad de una
mentira, que toda honestidad una bajeza del alma. Pero ese es el precio que hay
que pagar por llegar a conocernos. Lo contrario, implica la renuncia a uno
mismo.
Cuando
se colocamos el centro de gravedad de nuestra vida en la vida misma, construimos
personalmente las razones de nuestro ser, la naturaleza de nuestra existencia,
los sentidos de nuestra vida. A partir de ahora, toda nuestra vida se convierte
en algo beneficioso, favorecedor de la vida misma, garantizador del futuro,
suscita confianza vivir de tal modo, pues nuestra vida se convierte en el
sentido propio de nuestra propia vida.
Nuestra
vida consigue así, un para qué colaborar, un para qué confiar, un para qué
favorecer y tener en cuenta algún bien general. Nos convertimos en gozadores con
corazón, con razón. Dejamos de ser seres sin espíritu, dejamos de ser nulidades,
dejamos de ser fantasmas con pretensiones de una nueva humanidad, formas de etéreas
de subjetividad.
La
ontología crítica de nosotros mismos es una actitud, un ethos, una vida filosófica en la que la crítica de lo que somos sea
al mismo tiempo el análisis histórico de los límites que se nos imponen, y principalmente
la experimentación de la posibilidad de transgredir todos esos límites. Esta es
la razón de ser del conocimiento de uno mismo. La puesta en marcha de nuestro
propio proyecto de vida. Proponemos la reflexión, el análisis crítico de nosotros
mismos y del mundo en que vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario