En la
hermenéutica del sujeto, el problema de la libertad presenta una vinculación
directa con las relaciones de poderes que atraviesan nuestros saberes y haceres,
las cuales se graban en nuestras conciencias. De ahí el trabajo de la
interpretación filosófica destinado a re-construir una ontología de nosotros
mismos, con relación a los ámbitos de poderes a través de los cuales nos
constituimos en sujetos que actuamos sobre nosotros mismos y sobre los otros.
El problema
de la hermenéutica del sujeto, y con él el de la libertad, concierne a lo que
somos, a lo que hacemos y a cómo nos percibimos en tantos sujetos de acción, de
querer, de saber, todo esto tiene que ver con nuestros comportamientos y
sentimientos. Una ontología histórica ─porque somos relatos─ de nosotros mismos
está ligada íntimamente a la ética, pues a través de ésta nos constituimos en
agentes morales.
Nuestras razones
de ser estriban en tipos de agitación, que conforman y sobre todo modifican
nuestro modo pensar y de pensar de los otros. En la hermenéutica del sujeto, el
papel de la consultoría filosófica no consiste en decir a los demás lo que hay
que hacer. ¿Con qué derecho podría hacer esto? Basta con recordar todas las
profecías, promesas, exhortaciones y programas que se han llegado a formular.
El trabajo
del consultor filosófico no consiste en modelar la voluntad de los demás. El
trabajo estriba en cuestionar ─a través de las interpretaciones que lleva a
cabo en terrenos que le son propios─ las evidencias y los postulados, en
sacudir los hábitos, las formas de actuar y de pensar, en disipar las
familiaridades admitidas, en retomar la medida de las reglas y de las
instituciones; y a partir de esta re-problematización ─en la que desarrolla el
oficio específico del consultor filosófico─ participamos en la co-formación de
una nueva voluntad de reflexión y acción, en la que se abren para el sujeto nuevas
posibilidades a desempeñar.
Esta
co-formación de una nueva voluntad de reflexión y acción se fundamenta en una
nueva ética de la existencia, que será asimismo una estética de la existencia.
En este sentido, la consultoría filosófica no plantea al consultante un
conjunto de las soluciones ni de alternativas, lo que construye es un diálogo
interpretativo sobre los problemas y las problemáticas de lo que a éste atañen.
Por
consiguiente, la hermenéutica del sujeto se inscribe en un marco de crítica de
lo establecido ─crítica del pensamiento establecido─ pues ésta encuentra su
razón de ser en un compromiso por la libertad del individuo, ya que es en lo
establecido donde se fragua, a la vez, el sometimiento y el sufrimiento de
muchas mujeres y hombres.
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