Si en la vida uno se plantea, o no, un plan estratégico
personal tiene que determinar estrategias. En el caso, que no nos planteemos
ningún plan las estrategias irán surgiendo a medida que las circunstancias se
van presentando; a cada circunstancia una estrategia. Por el contrario, si uno
se plantea un plan, aunque no tiene que ser muy elaborado sino un simple
boceto, las estrategias serán más estructuradas con vista a un fin. ¿Qué
tenemos que hacer?
Las estrategias van acompañadas de herramientas de acción
que se enmarcan en diversas áreas, por ejemplo, lo ético, social, económico y
de autoridad; entre otros. Nombramos éstas por son las que intentaremos abordar
en este artículos y en otros futuros. Como podemos percibir tales estrategias y
herramientas se abarcan aspectos de desarrollo personal y social. En este
artículo, en particular, vamos a tratar acerca de las estrategias de desarrollo
de autoridad. ¿En qué consiste esta?
La estrategia de desarrollo de autoridad comienza porque
nosotros tomemos el control de nuestra vida. No puede ser otro quien la dirija
la vida que deseamos llevar adelante, o la que en este momento vivimos. Para el
despliega de esta estrategia debemos considerar dos aspectos que pueden
bloquear o imposibilitar el desarrollo de la misma. El primero es el estado de
miedo; el segundo el estado de mediocridad o el estado de hacer las cosas
mediocremente. ¿Cómo se manifiestan ambos estados?
Nos preguntamos ¿en qué consiste el estado de miedo? Asumir
ser responsables de nuestra vida significa que cuando se presente un
acontecimiento, y éste sea importante, lo más seguro es éste que nos lleve a un
estado de miedo o porque es muy importante la decisión a tomar o porque no
sabemos cómo resolverlo. ¿Qué debemos hacer?
Una acción que podemos realizar es trasladarnos del miedo
—en tanto factor paralizante— a un motivador favorable a nuestro fin (lo
podemos llamar motivador positivo para usar el lenguaje cotidiano) que
conscientemente sabemos que contiene el riesgo para alcanzar la meta que nos
hemos planteado, esto es, alcanzar un éxito.
Pasado el acontecimiento y el estado de miedo debemos realizar el examen
de lo sucedido para evaluarlo y tenerlo como un registro de experiencia.
El segundo estado, el de la mediocridad, contiene en sí el ser
irresponsable en y con nuestra vida. Significa que estamos paralizados y
asumimos una actitud de evasión. Donde lo que predomina es la carencia de
entusiasmo, un estado de aburrimiento, una estima baja y una mentalidad de
desmerecimiento; esto es, lo que Nietzsche denomina «la voluntad de la nada». ¿Qué
se puede hacer para enfrentar este estado?[1]
Voy a volver sobre el estado de miedo (porque es más común
de padecerlo que el otro estado). Éste incluye las sensaciones de temor,
confusión, nerviosismo, anticipación, ansiedad y suspenso. Emociones que, por
lo general, evitamos porque nos hacen vulnerables y nos ponen al descubierto
como al rey desnudo. Por otra parte, nos
han enseñado que el miedo es una sensación o «emoción negativa», pensemos en
esa división de emociones positivas y negativas, a estas últimas las
rechazamos. Por lo cual, cuando sentimos miedo pensamos inmediatamente que algo
anda mal o que hemos hecho algo mal. ¿Es necesariamente algo malo el miedo?
Antonio Damasio[2]
nos indica que el humano, en tanto especie, ha sobrevivido gracias a las mal
llamadas «emociones negativas»; pues éstas le han permitido estar alerta a las
circunstancias de la vida. Esto nos señala que tales emociones son adecuadas en
cuanto hay un fin o meta propuesta, esto es, que el miedo es un motivador
adecuado y posiblemente nuestro principal motivador. ¿Qué hacer con el miedo
nuestro de cada día?
La meta, en cuanto al miedo, se fundamenta en el gobierno de
las emociones o podemos decir adquirir inteligencia emocional controlar o
gobernar a éste; para evitar entrar en un pánico paralizante que nos impida
asumir la resolución del acontecimiento a que nos enfrentamos en un momento
dado. Porque el pánico se presenta cuando el miedo nos bloquea y no podemos seguir
adelante. ¿Cómo insertamos el miedo en la estrategia de desarrollo de
autoridad?
Es necesario considerar al miedo como un aliado importante,
pues éste nos hace estar alerta y nos prepara para la toma de decisiones y para
el actuar con vista a una meta. Por ello, debemos asumir el miedo como el
riesgo relativo de estar sintiendo los resultados de que la decisión a tomar tiene
un impacto determinante en nuestra vida, sea personal, social, laborar... Si
decidimos arriesgarnos, debemos tener en
igualdad de condiciones nuestro valor y nuestro miedo; porque el hombre
valiente, nos dice Platón, es consciente del miedo para no ser un insensato. Tanto
el valor como el miedo nos permiten entender la magnitud del riesgo, para
desarrollar una adecuado y exitosa estrategia de desarrollo de autoridad.
Todavía nos falta por tratar aspectos de este tema, pero eso
lo haremos poco a poco en próximos artículos.
Referencias:
Twitter: @obeddelfin
[1]
Algunos artículos que podrían ser consultados, entre otros:
http://obeddelfin.blogspot.com/2017/11/la-voluntad-de-la-nada-consultoria-y.html
http://obeddelfin.blogspot.com/2016/03/de-una-filosofia-del-fracaso-una.html
http://obeddelfin.blogspot.com/2016/06/nuestro-patron-mental-de-exito.html
http://obeddelfin.blogspot.com/2017/04/el-principio-del-holgazan-consultoria-y.html
[2]
Antonio Damasio. Sentir lo que sucede. Et alia.
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