Importante es
saber cuál es nuestro patrón mental de éxito. Porque cada uno de nosotros
tenemos un esquema mental de éxito y con éste realizamos nuestros haceres en el
mundo. Éste determina cual será o es nuestra trayectoria para el éxito o no. No
obstante, nos preguntamos ¿Qué es el patrón mental de éxito?
Este patrón es
un plano o un diseño específico (personal) de nuestra relación con el mundo,
con los demás, con nuestro pensar-hacer, con el éxito. Es nuestro modo de ser,
de actuar, de nuestra relación con resultados exitosos. El modo de cómo
producimos el mismo es Deseo + Razón + Acción = Resultados (D + R + A = R) Es,
como apreciamos, la sumatoria de diversos elementos con el fin puesto a unos
resultados. Resultados que han de ser felices, para que los mismos sean
exitosos.
El deseo desea
algo, es el primer movimiento como diría Aristóteles es lo que mueve. A éste
deseo se suma la razón, que en este caso es una razón deseante, la cual
organiza y encauza al deseo con vista a un fin. La razón en conjunción con el
deseo está dirigida a un acto, a una acción. El deseo mueve a la razón y ésta
dirige a aquella a una acción productiva. Y toda acción produce, entonces, un
resultado. Si cada elemento se ha producido en armonía con el otro, podemos
esperar que el resultado sea exitoso. Por el contrario, el resultado podría no
ser exitoso.
Podemos
expresarlo en otros términos, es decir, inteligencia del deseo (Inteligencia Emocional)
+ Inteligencia de la razón (Inteligencia Racional) + Inteligencia en las
acciones (Praxis Racional) = Resultados (Exitosos). Porque estamos tras la
búsqueda de resultados beneficiosos. Cuando este esquema falla no encontramos
los resultados que deseamos. Ahora bien, esta formulación no contempla a un
sujeto aislado, sino que está en función de relaciones con el mundo, para ello
es la razón. Además, no es un esquema lineal, aunque así pareciera. Tiene
bucles.
También lo
podemos expresar de esta manera: Pensamiento → Sentimiento → Acciones =
Resultados (P → S → A = R). Se produce en nosotros un Pensamiento de algo, una
idea que nos lleva a un Sentimiento que desea, una emoción que nos impulsa a
realizar una Acción para lograr un Resultado que satisfaga aquel primer
Pensamiento. Acá parece circular. Sin embargo, lo mismo ocurre en el anterior
esquema, el resultado debe satisfacer al deseo o pensamiento inicial.
Como
apreciamos nuestro patrón mental de éxito está conformado por la combinación
de: pensamientos, razón, deseos, sentimientos, acciones con vista a un resultado.
Somos dueños de nuestros deseos, pensamientos y acciones. Pero debemos trabajar
para ser dueños de nuestros resultados también. Porque a veces los resultados
no son los que esperábamos o no somos propietarios de éstos. Aunque somos
responsables del éxito o del fracaso.
Tal como hemos
expuesto el esquema de nuestro patrón mental éste resulta muy aséptico.
Entonces nos interrogamos ¿Cómo se formó nuestro patrón mental de éxito? Acá es
bueno aclarar una cuestión, muchas veces y es lo más común, nuestro patrón
mental es más un patrón de fracaso o de conformidad que de éxito. Por ello, es
importante que nos planteemos estas dos preguntas: ¿Cuál es nuestro patrón
mental de éxito? Y ¿Cómo se formó éste? Porque en gran medida trabajamos más
con un «patrón mental de conformidad o de fracaso»
¿Cómo se ha
formado nuestro patrón mental? —Voy a excluir de éxito, por el momento— Nuestro
patrón mental se ha formado, en primera instancia, a partir del «conjunto información
que hemos recibido», de nuestra familia, amigos, escuela, trabajo, entorno
social… En segundo lugar, se ha conformado de la manera en cómo hemos «procesado
esa información» que hemos recibido a lo largo de nuestra vida, de nuestras interacciones
sociales y de nuestras reflexiones. En tercer lugar, se ha conformado a partir
de esa «visión del mundo» que hemos elaborado para nosotros. En cuatro término,
se ha conformado a partir de «cómo hemos manejado nuestras circunstancias».
Estos cuatros elementos son los que han conformado nuestro patrón mental, sea
éste de éxito, fracaso o conformidad.
Según sea
nuestro patrón mental tenemos «un modo» de pensar y tratar el éxito. ¿Hemos
aprendido a cómo pensar acerca del éxito? ¿A cómo tratar con relación a él? Porque
muchas veces, e insisto es muy común, que tratamos al éxito con rechazo, esto
es, lo rechazamos. Incluso, le tenemos miedo. Eso se debe a nuestro patrón
mental. Por ejemplo, en nuestra familia nos enseñaron a trabajar, a ser
responsables; pero no a ser exitosos. Son dos cosas diferentes.
Ahora bien,
pensar y tratar con el éxito es un «proceso de aprendizaje». Y como en todo
proceso de aprendizaje éste trato y este pensar se aprenden. Este aprendizaje
se ha de convertir en norma, en ley. En comportamiento adecuado a un fin; en
respuesta automática ante la vida. Aprendizaje que terminará por dirigir
nuestras vidas hacia el éxito.
A partir de lo
anterior tenemos que el proceso de aprendizaje nos coloca en un esquema del
tipo: Aprendizaje → Pensamiento → Sentimientos → Acciones = Resultados (A → P →
S → A = R) o Aprendizaje + Deseo + Razón + Acción = Resultados (A + D + R + A =
R). Recordemos que nuestro patrón mental, como hemos visto, es un proceso
social. Por tanto, el aprendizaje es un factor relacional en la modificación de
ese patrón que hemos conformado.
El aprendizaje
nos da la libertad de revisar, interceder y modificar nuestro patrón mental. Si
éste es un esquema de fracaso o de conformidad lo podemos re-configurar para
que sea un verdadero patrón mental de éxito. La condición está en re-estructurar
el aprendizaje y el condicionamiento que rige nuestro pensar-hacer, para así
lograr un esquema mental adecuado a unos resultados exitosos.
Ahora bien, para
que uno se plantee realizar un cambio es porque debe pasar algo, darse alguna
situación. ¿De dónde proviene un deseo o pensamiento de cambio? Proviene de una
insatisfacción. De no estar satisfecho de algo y ser consciente de ello. A
partir de eso asumimos llevar a cabo un conjunto de acciones para cambiar esa situación.
Tales
circunstancias, que ahora nos abruman, se han ido conformando a través del
tiempo. Viene, entonces, la siguiente pregunta ¿Cómo hemos llegado a estar
condicionados? ¿Cómo hemos podido estar atrapados en esa situación? Por varias
causas, entre éstas tenemos, en primer lugar, el «Condicionamiento Verbal», es
decir, lo que hemos estado oyendo permanentemente, por ejemplo, el éxito es
malo; entonces, se hace necesario preguntarnos ¿Qué hemos estado oyendo durante
toda nuestra vida? En segundo término, el «Condicionamiento de Modelos de
Referencia», lo que hemos visto e imitado, antes dije que por ejemplo nuestra
familia nos ha enseñado a trabajar y ser responsables; eso hemos visto,
trabajamos y somos responsables pero hasta allí; Debemos que preguntarnos ¿Qué
hemos visto, qué estamos imitando? Tercero, el «Condicionamiento de Incidentes
Concretos», esto es, las experiencias de nuestra vida, los asuntos en que nos
hemos vistos envueltos, cómo hemos resuelto o interactuado en esas situaciones;
en este caso, tenemos que preguntarnos ¿Qué hemos experimentado? o ¿Cuáles han
sido nuestras experiencias hasta ahora?
Al comprender
estos diversos condicionamientos de nuestro pensar-hacer podemos reestructurar,
reorientar, desde el aprendizaje nuestro patrón mental de éxito. Como
apreciamos estamos ante una situación reflexiva-praxis para poder superar
nuestro modo de vida, darle un giro hacia unos resultados que deseamos llevar a
cabo, y así alcanzar una vida exitosa.
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