Siempre nos planteamos crear un mejor individuo de nosotros
mismos, buscamos eliminar nuestros temores e incertidumbres para saber qué
tanto nos debemos fiar de ciertos principios, saber a qué responden éstos y en
qué medida son capaces de reducir nuestra inestabilidad, minimizar nuestro temor
y regular nuestros conflictos connaturales.
Para entendernos nos preguntamos cómo seríamos en un estado
de naturaleza, en una situación previa a nuestro hacer actual. Suponemos que al
explicarnos nuestro paso de lo natural a lo que actualmente hacemos comprenderemos
lo que somos, del mismo modo que comprendemos los diversos aspectos de nuestro
entorno. Que si darnos cuenta hace rato estamos en estas disertaciones.
Nuestro estado natural se caracteriza por vivir en una duda
permanente con respecto a nuestro hacer, nuestra seguridad, a lo que somos y nos
pertenece; pues escudriñamos cómo ganar una parcela en el mundo y defendernos de
los roces que la convivencia genera. Nos percibimos desvalidos, y esto se da
hasta en los que se creen más seguros de sí mismos.
Desde este punto de vista, pensamos que tenemos derecho a lo
que aún no hemos alcanzado, y para ello debemos zanjar disputas que aún no se
han producido. Todo nuestro hacer presenta situaciones de inseguridad, que nos
obligan a defender lo que hemos alcanzado. Consideramos que solo somos nosotros
lo que estamos en esa situación, sin darnos cuenta que es una situación general.
En esta situación estamos en un estado de guerra con
nosotros mismos, lo cual puede poner en riesgo la relación con nosotros mismos.
Debemos evitar extremar este estado para no convertimos en guasones de nosotros
mismos, evitar ensimismarnos y separarnos de nuestras relaciones interpersonales.
Lo que debemos hacer es hacer uso adecuado de nuestra voluntad de poder y
asumir nuestro propio hacer.
Al defender y proteger lo que somos nos aseguramos a
nosotros mismos. De allí la necesidad de fortalecer nuestras capacidades, de
gobernarnos y administrar nuestro vivir con justicia usando la fuerza de la
razón y la emoción con el fin de dar estabilidad y seguridad a nuestro vivir. Que
es la función primaria de nuestro hacer, cuidarnos y defendernos.
Bajo esta inspiración, el foco de nuestro hacer es saber
también cuánto producimos, cuánto ganamos y cuánto crecemos; saber si
respetamos nuestro derecho de ser lo que aspiramos ser, que se traduce en
nuestra libertad a elegir y en el resguardo de nuestra privacidad, entre otras
cosas. Si tutelamos nuestro derecho a ser lo deseamos no cometemos ninguna falta
ni nos sentimos amenazando.
De ese modo, nos incentivamos, nos reconocemos y nos damos
los beneficios que nos corresponden en nuestro pensar-hacer, al estar basado éste
en criterios justos y aceptados por nosotros tenemos las posibilidades de reconocimiento
y beneficios, a que aspiramos. De lo contrario, estaríamos permitiendo un
estado desfavorable de nuestro pensar-hacer.
Debemos revisar de forma racional y justa como llevar
adelante nuestro hacer, para ver con claridad las oportunidades en las que
podemos participar. Pues cualquier conflicto nos aparta de lo que queremos y
altera la visión sobre nuestras metas. Para evitar esto necesitamos asegurar la
claridad de nuestro pensar y así poder generar prosperidad.
Debemos tener la valentía de hacer uso de nuestras fortalezas,
con el objeto de cumplir las metas que nos hemos propuesto. Debemos ejercer
nuestra responsabilidad para promover nuestros actos, tomar las decisiones favorables
y asumir el comportamiento adecuado a nuestros fines.
Porque somos, de alguna manera, nuestra creación y ésta tiene
sentido en la medida que cumplimos nuestros objetivos y metas, nos damos así más
capacidad de acción y amplios horizontes de significados. En esto está
comprometido nuestro hacer inteligente que requiere grados de libertad.
Un punto crucial para medir nuestro ser es evaluar el grado
en que cumplimos nuestras responsabilidades, pues esto revela el valor que le
damos a nuestros compromisos y la disposición que tenemos de cuidarnos para no
dejar decaer nuestro pensar-hacer. En ello consiste la libertad y el respeto a
nosotros mismos.
Consultoría
y Asesoría Filosófica Obed Delfín
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