¿Qué temáticas son necesarias para
integrar nuestro hacer? ¿Qué contradicciones presenta el mismo? ¿Somos capaces
de gestionar nuestros conflictos? ¿Tenemos capacidad para lograr soluciones
integradoras? Las respuestas a estas preguntas las abordaremos desde la
perspectiva hegeliana.
El planteamiento de Hegel se
centra en la superación del espíritu a partir de las diversas tensiones que se
dan entre lo viejo y lo nuevo, en medio de estas tensiones nuestro espíritu se
despliega y desarrolla hacia un fin superior. Desde la perspectiva hegeliana,
lo primero que debemos hacer es entender los procesos de cambios internos y
externos que tensionan nuestro hacer. Es importante saber quiénes somos, pero también
es importante saber hacia dónde estamos cambiando, cuáles tendencias políticas,
sociales, económicas, tecnológicas y ecológicas están modelando nuestro hacer con
más o menos fuerza.
Nuestra biografía se explica a partir
de esas tensiones, ya que el movimiento de un paradigma inicial se va transformando
y expresando a través de conocimientos, instituciones, prácticas, tecnologías,
creencias, arte y valores. Y a medida que este paradigma inicial se despliega vamos
creando las contradicciones y las tensiones que explican la futura decadencia de
aquel paradigma inicial y el nacimiento de otros nuevos.
Nuestro hacer se despliega a
través del tiempo en prácticas, productos, servicios, procesos, competencias y
cultura. Es necesario entender que este despliegue se da en medio de tensiones,
decisiones y conflictos. Por lo cual, debemos reconocer que nuestro hacer genera
un nuevo futuro que supera nuestro actual hacer.
Por eso nuestro hacer tiene la
fuerza espiritual para cambiar, innovar, modificar e introducir nuevas
competencias en nosotros. Desde ese hacer debemos gestionar los cambios que se
van presentando y no permanecer solamente en lo ya logrado; debemos gestionar
nuestros conflictos y llevar nuestro hacer al límite que nos permita abrir nuevos
horizontes.
Todos esos cambios, conflictos
y haceres implican una transformación espiritual, que incluye modificaciones en
nuestra forma de ser y hacer. La transformación personal es el asunto más
importante y desafiante de nuestro hacer; ya que el saber y las habilidades que
requerimos son fundamentales para acceder nuevas formas de pensar-hacer. Por
eso necesitamos comprender nuestras capacidades para realizarlas en prácticas
concretas.
Como hacedores nuestra meta
debe ser integrarnos en la superación, no mantenernos permanentemente en la
misma condición. Así como cambiamos de PC o Laptops porque hay programas más
avanzados, asimismo debemos buscar las mejores condiciones de nuestro hacer
para ser más eficaces y eficientes. De este modo, integramos nuevas habilidades
y estrategias en nuestro hacer.
Esto lo podemos hacer porque
somos seres históricos, en movimiento y cambiantes a partir de múltiples
tensiones, que nos ubican en un equilibrio dinámico que nos obliga a buscar
nuevas perspectivas. Para Hegel, la armonía siempre es dinámica, el equilibrio
inestable y la seguridad transitoria. El deseo de un tiempo tranquilo, sin tensiones
y donde alcancemos el fin de nuestras metas es solo el término de éstas, y el
comienzo de otras metas que nos proponemos lograr, de otras tensiones y conflictos
que debemos emprender. Estar viviendo es estar tensionado, exigido y desafiado.
En este sentido, el compromiso
es el motor de desarrollo y la expresión de nuestras necesidades y posibilidades,
las cuales debemos realizar para hacer realidad nuestras metas. El arte de hacer
está en el reconocimiento de nuestras necesidades y en la integración de unas
alternativas de solución, por las cuales podemos crear unas nuevas realidades que
nos aporten valor personal. Como hacedores debemos conducir nuestro hacer por
la vía de la creatividad, de la invención de soluciones que integren el potencial
de nuestro desempeño.
Consultoría
y Asesoría Filosófica Obed Delfín
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