Nunca sabremos qué quiso decir Aristóteles exactamente con
la expresión “zoon or anthropon logon echon”[1],
que la tradición terminó traduciendo como «animal u hombre racional», tal vez
para otorgarle al hombre la primacía de la racionalidad sobre el resto de los
animales y separarse de ellos como ser superior. Pudieron haberlo traducido
como viviente racional y la intención de superioridad seguiría manteniéndose sobre
el resto de las especies.
Heidegger reinterpretó la expresión aristotélica como un
«animal que habla o animal hablante», con lo cual desplazó la racionalidad del
hombre a otro plano dándole preeminencia a la condición humana como el ser de
la palabra. Interpretación que calza con la expresión “zoon politikón”, con la
cual Aristóteles define al hombre en su referencia e intercambio en la Polis.
Logos (en griego
λóγος -lôgos-) tiene varios significados.
Por un parte significa la palabra meditada, reflexionada o razonada. Se puede
traducir como: habla, palabra, razonamiento, argumentación o discurso. También
puede ser entendida como: inteligencia, pensamiento, sentido[2].
Como apreciamos es un término complejo nada fácil ni de traducir ni de
interpretar.
Recordemos que para Heráclito logos es la razón universal que guía el universo todo. Un principio
universal.
Visto el hombre a vuelta de tantos siglos, no sabemos si la
definición de Aristóteles es una de las formas en la que se dice el hombre o que
se dice de él. Porque éste al igual que el ser debe decirse de muchas maneras.
Platón contó muchos mitos para explicar lo que tenía que
explicar. Cuando el filósofo viene explicando algo de pronto narra un mito como
quien cuenta una anécdota para ser más explicito. Debe ser que él había
observado que los hombres entendían las cosas más fácilmente cuando se les
contaba un mito, por ser éstos parte de su cultura diaria. En Platón hay una estrecha
articulación entre los argumentos y los mitos.
Ernst Cassirer definió al hombre como “animal simbólico”[3] basado
en que la principal característica de éste es la capacidad de simbolización.
¿De dónde le viene al hombre este simbolismo que expresa en su hacer?
A la anterior pregunta me atrevo a responder que le viene
del mito, de esos relatos que se refieren a acontecimientos que buscan dar una
explicación a un hecho o un fenómeno, que forman parte del sistema de creencias
de una cultura[4].
El hombre vive en el mito y de esa narración simbólica se nutre
permanentemente.
De allí que elabore todas esas ficciones que le permiten
vivir en un mundo de constantes contingencias erigiendo dioses, religiones, filosofía,
ciencia, ética, política, arte, líderes, club de fans y todas aquellas cosas
que necesitamos para llevar adelante el día a día.
No es extraño que alguien lloré desesperadamente porque ha
muerto su cantante o actor favorito, esto es parte de la creación de nuestros
mitos. Qué bien dijo Platón son pseudo verdades. Pero con las cuales podemos
llevar los haceres de cada día.
Mitos tenemos muchos. Ahora con la industria publicitaria y
el marketing se crean a raudales. Porque al humano le gustan esas narraciones
fantásticas, no es extraño que los mismos pervivan en sujetos de diversas
clases sociales y estatus económicos, cada quien sus mitos a la medida.
El hombre es un ser de mitos, de narraciones y explicaciones
extraordinarias que nada tienen que ver con los argumentos racionales. Una
explicación racional no convence a nadie, en cambio un cuento de
acontecimientos prodigiosos fascina y cautiva al humano, en él termina creyendo
como si lo hubiese visto.
Por eso creemos que tenemos una conexión cósmica con el
universo, y que éste nos depara algo; o creemos en que existe una justicia en
el mundo por la cual a los malos le va a
ir mal por lo que han hecho. Que las cosas se dan por alguna causa divina,
cósmica que no conocemos, y entre menos conozcamos mejor porque más alimenta el
mito.
Gran parte de nuestra vida está conformada por mitos y éstos
nos dan explicaciones sobre las cosas que nos suceden. Le dan sentido a nuestro
vivir y eso es importante. Vivimos en el mito y éste nos alimenta. Sin el mito
la vida sería muy desgraciada, muy llena de orfandad y soledad. Gracias al mito
somos humanos.
Referencias:
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