El diálogo filosófico inaugura siempre las preguntas por el
sentido de la vida, no es se reduce a la conversación trivial que deja por
fuera este sentido. Es la reflexión que hacemos nosotros y con el cual nos
configuramos.
Nos toca preguntar: ¿qué es la política? ¿Qué es el poder?
¿Qué es el desarrollo? ¿Qué es la comunicación? Respuestas que no se quedan en
meras descripciones de acciones o acusaciones de teóricas. El diálogo nos
permite darnos cuenta que desconocemos los atributos y las particularidades de
lo que hacemos y hablamos, nos hace ver el velo de la ilusión. Aunque no seamos
capaces de reconocer nuestra ignorancia y abrirnos al encuentro de nosotros y
el mundo.
Hacemos las cosas desconociendo el sentido de lo que hacemos,
tenemos crisis de seguridad pero no reflexionamos sobre qué es vivir seguro,
sobre qué es la virtud, sobre qué es la vida pública y qué es la vida
comunitaria. Vivimos bajos los presupuestos del sentido común creyendo que la
política es robar el erario público, que la prosperidad es solo generar riqueza
monetaria o que la educación nos prepara para la vida laboral.
Somos una sociedad con la capacidad de ir a ninguna parte y
de no reconocer nuestra ignorancia, por lo que es imposible abrirnos al
aprendizaje y con ello nos condenamos a estar atrapados en las mismas prácticas
de nuestra inefectividad y frustración. Creemos que nuestras opiniones son la
verdad y actuamos irresponsablemente desde concepciones equivocadas.
La pregunta y la búsqueda de respuesta es fundamental para
entender el sentido y fin de nuestras acciones, la claridad del ser de éstas y
después establecer el cómo, cuándo y cuánto. A partir de éstas empezamos la
reflexión estratégica para llevar a buen término nuestro hacer haciendo depender
lo importante de lo secundario y lo trascendente de lo contingente.
De aquí que nuestra función principal es encontrar el para
qué o sentido de lo que hacemos y, por supuesto, luego actuar en consecuencia,
ordenando nuestro vivir alrededor del núcleo del sentido. Pues nuestro accionar
se fundamenta en una concepción que tenemos del mundo consciente o
inconscientemente.
A partir de lo anterior, debemos considerar si somos capaces
de declarar nuestra ignorancia y buscar ayuda para encontrar un sentido en
nuestro vivir, si somos capaces de cuestionar las opiniones que parecen
verdaderas y ciertas, si buscamos encontrar respuestas a través de preguntas y
si damos sentido a nuestro hacer.
Consultoría
y Asesoría Filosófica Obed Delfín
Referencias:
Twitter: @obeddelfin
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