La empatía conlleva a la comprensión. ¿Somos capaces de ser
empáticos? ¿De saber escuchar con atención? A veces nos resulta difícil
escuchar sinceramente los problemas de otra persona, tanto porque los nuestros
nos absorben o porque nos cuesta ponernos en el lugar del otro.
Es necesario desarrollar la fortaleza de la empatía y ser comprensivos
con quienes lo merecen, pues sentir el malestar del otro abre las puertas a que
el otro sienta el nuestro, incluso sin que hablemos de ello; para con nosotros
debemos adoptar una actitud protectora y tranquilizadora, muchas veces también debe
serlo para con los seres que están a nuestro cuidado.
Cuando escuchamos recibimos tanto como damos, la escucha es
relevante pero que hay que ser comprensivos ya que aquella no basta. Hay que
comprender nuestros problemas y el de los demás para ser capaces de colmar el
vacío afectivo.
La empatía y la escucha son hábitos que debemos aprender, pues
a menudo solo nos miramos a nosotros descuidando nuestro entorno y no tendemos
la mano ni ofrecemos nuestra atención a los demás. Si solo sopesamos nuestras
palabras y lo que estamos convencidos de querer expresar solo habrá largos
silencios, y sería mucho más fácil no decir nada.
Hay que saber escuchar para que nos escuchen y saber dar
para poder recibir. Escuchar no es suficiente. Entender requiere prepararnos,
informarnos, leer y preguntar, para no ser un simplemente extraño que no
comprende nada.
Cada quien tiene una visión distinta del mundo y esto dificulta
nuestra mutua comprensión, por ello tenemos que ofrecer explicaciones que
encajen en las inquietudes del otro. La comprensión no elimina el desacuerdo
pero lo transforma en una experiencia enriquecedora.
La empatía y la escucha nos inclinan a lo social y nos hacen
pensar como aplicar este comportamiento en la vida diaria. Poder adoptar el punto
de vista del otro, cultivar la serenidad, el placer y la diversión es saber desprendernos de todas las cargas que la vida nos
echa encima sin hacernos muchas preguntas.
Es en definitiva una
posibilidad que nos puede alcanzar a todos si nos tomamos el tiempo de aplicar este
comportamiento para mejorar nuestra estima, nuestra relación con los demás y nuestra
capacidad para discernir lo importante de lo intrascendente, esto es, cuidar de
nosotros mismos.
Debemos aprender a disfrutar de nuestro vivir, por ser un
saber que se construye con nuestra forma de ser inspirándonos en el diario
vivir, al gestionar nuestras relaciones y pasando la página para recuperar nuestra
confianza...
El disfrute de la vida tenemos que encontrarlo a través de nuestras
virtudes, fortalezas, sabiduría, habilidades capacidades y con estrategias para
recuperar las riendas de nuestro diario vivir, que a veces parece que se nos
escapa.
La empatía y la comprensión crean vínculos y complicidades
entre nosotros, nos ayudan a construir una vida de placer donde varios estamos
implicados.
CONSULTORÍA Y ASESORÍA
FILOSÓFICA
Referencias:
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