Muchas veces despertamos sin tener el aspecto agradecido de
quien sabe que puede volverse a dormir. O peor aún, sin tener el aspecto de
haber descansado. No me voy a referir a las personas que sufren de insomnio o
aquellas que por algún otro motivo tienen dificultad para dormir. Me refiero a
las personas que no saben descansar, porque por algún motivo no lo saben hacer.
Hay gente que vive ajetreada, o tal vez quieren vivir
atareadas porque decir que andan estresadas pareciese que da estatus social,
sea en el trabajo y hasta en los estudios. Andar afanado parece un modo de
vida, o que se han impuesto o anda asumido sin caer en cuenta de ello. Estas
son dos formas de necesidades in-auténticas, porque no la hemos decido
nosotros.
Había gente, no sé si todavía existen, que alardeaban de
levantarse antes del amanecer. Uno se preguntaba ¿para qué se levantan tan
temprano? O aquellos otros que andan afanados todo el día, ¿qué tan importantes
son? O ¿qué cosas tan importantes hacen que no pueden vivir de manera reposada?
En última instancia ¿para qué tanto apuro? «Del apuro solo queda el cansancio»
reza una dicho popular.
¿Por qué despojarnos del placer de descansar, de dormir? O
¿Por qué despojarnos de ese placer cuando se presenta la ocasión? El descanso
es algo fundamental. Incluso haciendo cosas podemos tener una actitud reposada.
Pues hay personas que uno las ve que cuando hacen algo aplican más energía de
la que en verdad hace falta emplear; sobredimensionan el esfuerzo, de allí que
muchas veces hablan de «sacrificio» para lo que en verdad son nimiedades y
cotidianidades.
Lo expresado antes, es muy común verlo. Gente afanada para
nada; gente que se ve que no disfrutan nada de lo que hacen. Viven en un
permanente sacrificio, en una permanente angustia. Esto debe producirle un
desgaste físico y mental mayor. Tienen y llevan una vida sacrificada, lo
reflejan en sus caras. O muchas veces dormimos a sobresaltos, dormimos en la
angustia pensando en lo que tenemos que hacer mañana o más tarde. Ni siquiera
el dormir nos pertenece.
¿Por qué no preferir una siesta reparadora a la urgencia por
fregar platos? ¿Qué tan imperativo es lavar y secar platos? Por ejemplo. O por
qué no disfrutar de esa puesta de sol que solo dura unos minutos o segundos. Es
necesario aprender a descansar, a llevar una vida reposada. Esto no quiere
decir una vida dejada, ni de pereza. Lo que quiere decir es llevar una vida de
disfrute de las cosas que a diario hacemos.
No hablo de un hedonismo sibarita, no es eso. Me refiero a
tomarnos los momentos necesarios para ese ocio que engrandece al alma. Que nos
hace sujetos vivos, y no esclavo. Debemos dejarnos caer en los brazos de lo placentero
apenas tengamos la oportunidad, esto si es un hedonismo. Tenemos que aprender a
saber sentirnos bien, tanto mental como corporalmente.
Las urgencias existen, pero el placer también. Tal vez
debemos atender aquello que señalaba Covey distinguir entre lo importante y lo
urgente. Algo de eso he escrito en otro artículo, sino para eso está el libro
de Covey. No sabemos distinguir entre
uno y otro, y tal vez por eso nos afanamos indistintamente por todo. Incluso
por eso mismo, tal vez, no sabemos disfrutar del placer de descansar.
Tenemos que inventarnos nuestra ociosidad, que es un hacer
placentero. Que son esas cosas que no tienen utilidad para otros, pero que para
nosotros son muy satisfactorias y nos llena de agrado y placer. Esa ociosidad
es muy productiva porque nos hace pletóricos de satisfacciones. Nos permite cultivar
los sueños por la vida y el placer del letargo contemplativo. Por eso existe lo
que llamamos «hobby», que se define como «pasatiempos o actividades que
practicamos por gusto y de forma recreativa en el tiempo libre».
Como podemos apreciar es algo que hacemos en nuestro «tiempo
libre», donde parece ser que tenemos un «tiempo esclavo»; un tiempo que no
dedicamos a nosotros sino que es de otros o se lo dedicamos otros diferentes de
nosotros. Un tiempo ocupado y otro desocupado. Esta dualidad debe ser
disminuida, para que nuestro tiempo en su mayor parte sea nuestro y al ser
nuestro podamos disfrutarlo.
Descansar y dormir son placeres que nos ganamos, son el
interés que percibimos cuando invertimos en nuestro hacer, a la vida en que nos
entregamos. El sueño de dormir y el sueño que anida en la esperanza, ligeros o profundos
deben ser nuestros.
Aprender a descansar, a adormecernos, estar a gusto con
nosotros y soñar debe ser fundamental para llevar una vida agraciada. Aprender
a descansar y dormir nos permitirá a aprovechar nuestro tiempo, ese que nos
pertenece porque nos lo hemos ganado.
Referencias:
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Wordpress: https://coasfiobeddelfinblog.wordpress.com/
Twitter: @obeddelfin
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