“Dudar no es precisamente un acto positivo. Pero es
constitutivo de la acción”
Byung Chul-Han
La duda da entrada a las posibilidades. Por ello, admitir
ésta muestra nuestra flexibilidad y apertura necesarias para alcanzar un mayor
aprendizaje y mejor creatividad. El no saber socrático amplía nuestro
conocimiento porque éste es un proceso generador; el cual nos brinda el
conocimiento necesario para resolver desafíos complejos, que muchas veces con
el conocimiento que ya poseemos no podemos solucionar.
Si aprendemos a observar y analizar los problemas con el
resto de nuestros sentidos encontramos nuevas y diferentes perspectivas; por lo
que podemos, de esta manera, encontrar nuevas formas alternativas de solución. Nuestro
rol de aprendizaje se debe centrar en aprender a ver los problemas desde
diversos puntos de vista, para analizar los obstáculos, las ventajas y así
poder decidir por la alternativa de solución más adecuada a nuestra meta.
El discernimiento, en este contexto, es la suma de percepción, de buen juicio; es
un ejercicio intelectual para conseguir un resultado adecuado. Para ello,
debemos estar atentos a los sujetos y situaciones con el objeto de actuar desde
el espacio de la posibilidad. En este estar atentos, escuchar eficientemente nos
permite confirmar nuestras propias opiniones y las de los demás. Al estar
atentos buscamos lo que no sabemos. En este sentido, prestamos atención a los
hechos para conseguir más datos e información. Repito, buscamos lo que todavía
no sabemos.
La actitud empática, en la que somos capaces de atender a
los otros de manera abierta y de conectar con las otras personas al entablar un
diálogo verdadero. Con esta actitud prestamos la atención eficaz tanto a la
persona cómo a lo que ella dice. Intentamos ver el problema a través de sus
percepciones, juicios...
La duda socrática como condición generadora nos permite indagar
en un nivel más profundo. La búsqueda, el aprendizaje para alcanzar
alternativas de solución se ralentizan, pues estamos completamente presentes
ante la problemática que se está desarrollando.
La duda filosófica genera, por una parte, una escucha atenta;
y por otra, la actitud empática. Por ello, debemos aprender sentándonos, escuchando,
observando y esperando para así actuar de manera más eficiente.
Al emplear esta forma de pensar-hacer de manera proactiva,
la duda nos ayuda a desafiar nuestras creencias, suposiciones y prejuicios; nos
aporta matices grises y de colores en un mundo, que por lo general, se mueve
entre el blanco y el negro. De este modo, aprendemos a ver alternativas que nos
liberen de las restricciones, de los caminos trillados y nos permitan abrirnos
a nuevas oportunidades que no habíamos visto antes.
La experiencia más importante de la duda socrática es que
nos permite darnos cuenta de que, muchas veces, elaboramos meras suposiciones;
al reconocer estas suposiciones las aplazamos y comenzamos a preguntarnos sobre
la problemática que debemos resolver.
Esto nos permite descubrir y desafiar aquellas certezas que
pensábamos eran nuestras verdades. Pero que de hecho sólo era una opinión, un
juicio que habíamos elaborado para una situación determinada. Habíamos
transmutado una creencia en verdad, que solo ha podido servir en un determinado
momento.
La duda filosófica nos obliga a estar completamente
presentes para poder afrontar los imprevistos que surjan. Asimismo, supone
estar abiertos a la posibilidad que en cada momento se da o estar preparados
para abandonar el plan previsto.
La duda nos ayuda a fijar los límites, a crea los espacios
necesarios para la experimentación y el proceso creativo. Al conocer las reglas
también podemos cambiar éstas y desechar el plan trazado, para así trabajar en
una nueva propuesta al margen de lo establecido. De esta manera, abrimos la
opción para que la situación fluya por donde debe ir de manera más adecuada.
En la actualidad, el impulso es hacia la acción dejando de
lado la reflexión. Porque nos desenvolvemos
en el entorno del saber, no de la duda. Dudar está excluido. Sin embargo, al
enfrentamos a lo que no sabemos entramos en pánico o recurrimos a buscar solución
en resultados de otro momento.
En vez de eso, necesitamos crear deliberadamente un espacio
de posibilidad, un análisis consciente de lo que está pasando y de lo que es
posible que pase durante el proceso de búsqueda de solución. Se trata de
observar, recopilar datos y hacer varias interpretaciones, para esto es
necesario entrar en el espacio de la duda.
En lugar de convertirnos en defensores de explicaciones, de
modelos posibles, esto es, de verdades. Nuestro interés se debe enfocar en
recopilar toda la información posible para analizarla. El objetivo es centrarnos
en el descubrimiento y en la revisión, en considerar todas las tesis posibles hasta
que encontremos la alternativa de solución más adecuada a las metas trazadas. De
esta manera, podemos ofrecer diversas opciones e interpretaciones para resolver
los problemas.
Referencias:
Twitter: @obeddelfin
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