Cuando hablamos de prosperidad ¿a qué nos
estamos refiriendo? Por lo general, asociamos la prosperidad exclusivamente,
excluimos con esto otras cosas, al dinero. Esta es una asociación automática
que hacemos todos, mucho más si estamos escasos del mismo. Prosperidad →
dinero.
Esa relación nos hace pensar millones de
dinero, lo que nos conduce a imaginar yates, cruceros exclusivos, aviones
privados… Pero ¿es esta la única prosperidad posible? Incluso hay gente que ve
esta prosperidad como algo pernicioso.
En Consultoría Filosófica nos adherimos a
la idea de que son posibles por lo menos cuatro tipos de prosperidad, a saber:
Conocimiento, Financiera, Corporal y Valores. La idea además es buscar cierto
equilibrio entre estas cuatro formas de prosperidad, para tener una vida
exitosa.
La prosperidad de conocimiento está referida a: aprender, investigar, conocer,
preguntar, capacitarnos para llegar a ser poseedores de cierta prudencia o
sabiduría, en relación con nuestras acciones prácticas en el mundo.
La prosperidad financiera consiste en: ahorrar, invertir, ser trabajadores,
creativos, ser buenos administradores de los bienes; saber hacer dinero con
nuestras fortalezas y habilidades. Está asociado al dinero, pero también a la
buena administración de éste y de nuestras fortalezas.
La prosperidad corporal se refiere a: salud física, el cuidado del cuerpo, comer
adecuadamente, hacer ejercicio, dormir bien, chequeos médicos preventivos… El
cuidado de nuestro bienestar corporal.
La prosperidad de valores, es decir: ser justos, la generosidad, magnanimidad,
respeto, deferencia a lo demás, ser comprensivos… Tiene que con nuestras
relaciones con los demás, en el trabajo, en lo social…
Si no tenemos prosperidad de conocimiento somos, entonces, unos
indigentes intelectuales. Unas veletas arrastradas por ficciones, miedos, prejuicios,
envidias mal sanas… Somos pobres intelectualmente ¿Cómo podremos solucionar los
asuntos de nuestra vida? ¿Tendremos la capacidad intelectual para abordar una
situación difícil? O ¿actuaremos a los golpes y porrazos?
Si no tenemos prosperidad financiera somos pobres en dinero.
¿Cómo podremos cuidar de nuestra salud corporal? ¿De nuestra capacidad
intelectual? O ¿de nuestros valores? Si no tenemos prosperidad financiera
estamos en el borde del estado de naturaleza; el de estar viviendo por vivir. En
donde no podemos comprar un medicamento o algo que en verdad necesitamos.
Si no tenemos prosperidad corporal somos unos enfermos, esto no
quiere decir que estemos postrados en una cama. Sino que no atendemos a nuestra
salud: descuidamos nuestra higiene dental, fumamos, hacemos uso del alcohol o
de las drogas con intención suicida. Buscamos más la muerte que la vida. En
este caso, me refiero a cuando no atendemos nuestra salud, cuando la
descuidamos por incapaces e irresponsables. Cuando somos nuestro agente
destructor.
Si no tenemos prosperidad de valores somos inescrupulosos, buscamos
hacer todo con un interés malsano. Si llegamos a tener prosperidad financiera
posiblemente la misma esté fundada en el fraude, en la avaricia, en el robo.
Todos nuestros actos son inmorales. Pretendemos utilizar a las personas para
nuestro beneficio, somos rastreros.
La carencia de algún tipo de prosperidad
nos hace renquear, porque afecta a las otras. No podemos expandirnos
plenamente. Si nos falta alguna las otras sufren tal carencia. De allí la
necesidad de buscar el mayor equilibrio posible. No temerle a la prosperidad
financiera ni hacer más relevante la prosperidad de valores o pensar que el
único tipo de prosperidad.
Pensar en la prosperidad con un criterio
más amplio nos ayuda a ser más prósperos. A entender que ésta no pertenece a
una sola área de acción, sino a un conjunto de acciones a través de las cuales
podemos conducir nuestro pensar-hacer.
Referencias:
Twitter: @obeddelfin
Email: coasfiobeddelfin@gmail.com
Excelente contenido, gracias Consultoria financiera
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