Al tener un deseo nos debemos plantear diversos escenarios
posibles, tanto de su realización como de su fracaso. Estos escenarios nos
ayudaran a una toma de decisión adecuada, en el presente y en el futuro
inmediato. La toma de decisiones y el plantearnos diversos escenarios nos pueden
asegurar que estemos preparados para alcanzar nuestro deseo. Lo podemos hacer
como un ejercicio estratégico para prepararnos racional y emocionalmente.
Iniciamos la indagación sobre nuestros deseos porque éstos son
los que nos mueven a la acción. Lo primero ha preguntarnos es si nuestro deseo ¿es un deseo factible? Si este deseo no
es factible, es mera ilusión. Y así debemos asumirlo. De ser factible, ya
existe la posibilidad de su realización. Entonces, nos podemos poner manos a la
obra.
Al abordar la ejecución de nuestro deseo nos preguntaremos ¿qué importancia tiene el mismo para nuestro
aspecto racional y emocional? Digamos que nos respondemos que no tiene
ninguna importancia, con qué incentivo vamos a continuar la empresa planteada.
Lo más probable es lo dejaremos a un lado. Por el contario, si lo consideramos
importante, el compromiso será real. La importancia o no de nuestro deseo nos
permitirá responder a esta otra pregunta: ¿De
verdad quiero racional y emocionalmente alcanzar este deseo?
Como gran parte de las cosas que deseamos las hacemos con
vista a un fin que nos de beneficio, es conveniente indagar: ¿Cuáles son los beneficios de alcanzar
nuestro deseo? Los beneficios, sean del tipo que sean, son incentivos que
nos impulsan a seguir adelante. Todo beneficio nos reporta placer, por lo que éstos
son favorables para seguir en la consecución de nuestro compromiso y en la obtención
de más resultados.
Ahora bien, sabemos que muchos beneficios no compensan la
inversión que hacemos, estos nos lleva a preguntarnos: ¿Estos beneficios realmente compensan la inversión de alcanzar el deseo?
En caso de una respuesta negativa, lo más probable es que abandones el proyecto
o modifiquemos las estrategias para alcanzar beneficios que satisfagan la
inversión. La respuesta afirmativa, nos proyecta a seguir hacia adelante.
Todo deseo factible lo podemos convertir en un proyecto
factible, que es la idea que manejamos en este artículo. No obstante, todo
proyecto requiere de planes y de requisitos para hacer realidad tanto el deseo
como el proyecto que lo encarna. Ante esto nos interrogamos: ¿Qué planes he hecho para conseguir este
deseo? Si no tenemos planes vamos sin brújula, lo cual no es estrategia
desacertada. Debemos hacer un plan de acción, tal plan depende de la
envergadura de nuestro proyecto.
Acerca de ¿cómo afrontar el proyecto para la realización de
nuestro deseo? Esto lo abordaremos en el próximo artículo.
Referencias:
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