martes, 12 de marzo de 2019

PIENSA PRIMERO EN TI, LUEGO EN LOS DEMÁS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA


Hay una tendencia a considerar el ego como algo malo, de allí que cuando hablamos de ego o yo éste adquiere una connotación negativa. Eso tendencia forma parte del discursos enrevesado y confuso; pues en la misma medida que hace del ego un significado negativo, predica sobre un individuo propio. ¿Cómo puede dar se la posibilidad de un individuo autónomo sin ego? Esto es una contradicción.

Nuestro ego, nuestro yo es lo que nos define cono sujeto individual. Es lo que somos. Y, por tanto, debemos atendernos en tanto somos nuestro yo. Y como es lo que primero tenemos a mano, es entonces en lo primero que debemos pensar. Esto no quiere que asumamos una actitud egoísta, en el sentido de que solo y únicamente pensemos en nosotros. Por el contrario, es pensar que somos nosotros a quienes  nos tenemos. Esto no significa ser narcisista o egocéntrico.

 En esto yo que somos debemos acariciarnos con nosotros mismos. Como dijo una vez Facundo Cabral «debemos de estar de novios con nosotros mismos». Debemos apreciarnos, querernos. Pues, sin este aprecio por nosotros mismos somos un sujeto sin mucho valor propio. Eso que muchos llaman un sujeto de baja estima personal.

Es necesario, entonces, que uno de nuestros principales objetivos vitales consista en cultivar nuestra prosperidad —financiera, espiritual, corporal y de conocimiento— para alcanzar felizmente las metas que nos proponemos; esto redundará en nuestro bienestar personal, el cual se entenderá a nuestro bienestar social.

Para conseguir lo anterior tenemos que aprender que el aprecio de nuestro ego es fundamental, ese yo que somos; esto es, pensar, reflexionar en nosotros mismos. Parece una fórmula muy simple e incluso palpable, pero en verdad muchos de nuestros problemas están en que no nos queremos, ni pensamos en nosotros como algo importante. Podemos decir sin equivocarnos que hay mucha gente que se menosprecia a sí misma.

Pensar en nosotros es permitir la posibilidad de nuestra prosperidad, de nuestro éxito y de nuestro bienestar personal y social. No dejar que otras personas estén por encima de nosotros, sino junto a nosotros. Es darnos el valor que merecemos, ya que este valor es lo que nos puede permitir llegar a ser mejores sujetos.

Para poder dar algo a otros debemos tener algo que dar. Y solo podemos tener algo que dar cuando nos hacemos cargo de nosotros mismos, y este hacernos cargo solo es posible cuando en verdad nos apreciamos y queremos. Cuando pensamos en nosotros mismos, y pensar con el fin de cuidar de nosotros.

Reflexionar sobre nosotros nos tiene que llevar a cuidarnos y a conocer lo que somos. De esto depende el modo como abordaremos, en primer lugar, nuestra relación personal y luego nuestras relaciones interpersonales. De este conjunto de relaciones depende nuestro bienestar; pues somos sujetos individuales y sociales. 

Cuanto más a gusto nos sintamos en la vida, más felices nos sentiremos y mejor sabremos compartir y dar. Los demás no van a construir nuestro bienestar, éste es un asunto personal; aunque compartido. Solo lo podemos construir cuando asumimos realizarlo, y para esto, insisto, es necesario pensar primero en nosotros.  

Nuestra prosperidad y éxito dependen de nuestro pensar-hacer. De nuestro accionar. Y aunque lo llevamos a cabo relacionados con los demás, este accionar parte de nuestro propio movimiento. De nuestro propio querer.  Nadie lo hará por nosotros; además nadie puede saber lo que es realmente importante para nosotros, aunque se lo digamos miles de veces. La experiencia de saber lo que queremos es individual.

Por tanto, debemos de tomarnos de la mano, como quien sale a pasear con uno mismo, y establecer nuestro territorio de acción, nuestra zona de confort y comodidad, nuestras condiciones para sentirnos a gusto y nuestras posibilidades de realización de nuestra prosperidad y éxitos.

Debemos dedicarnos todos los días a esas cosas que nos hacen sentir bien y nos gusta hacer. No podemos dejar pasar esas ocasiones en la que podemos disfrutar de nosotros y de los demás. Pasar buenos ratos con nosotros mismos o hacernos regalos porque nos lo merecemos.

Piensa en ti, en tu prosperidad y éxitos. Cuídate porque nadie lo hará por ti ni mejor que tú mismo, ni hará más por ti que tú mismo.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin




No hay comentarios:

Publicar un comentario