¿Cómo administramos nuestro tiempo?
Todos tenemos la misma cantidad de tiempo para hacer lo que tenemos que hacer.
En esto nadie tiene ventaja sobre otro. Sin embargo, la cuestión depende de
cada quien, de cómo aprovechamos nuestro tiempo. Sea en el trabajo, en el
hogar, todos podemos beneficiarnos de hacer uso eficiente del mismo.
Considerarlo un recurso preciado.
La gerencia del tiempo es una forma
imprecisa de hablar de nuestro hacer, pues a lo que se refiere es al uso de
nuestras acciones en forma regular. Por tanto, lo que tenemos que comprender es
la forma más adecuada de hacer uso de nuestras acciones, y toda acción contiene
en sí una decisión de actuar. ¿Cómo estamos actuando en nuestro hacer? Es,
entonces, la pregunta fundamental.
Manejar nuestras acciones nos exige a
ser explícitos en cuanto al valor que le damos a nuestras decisiones de actuar.
Esto nos permite dirigir nuestros esfuerzos en concordancia con vista a un fin.
Controlar nuestras acciones nos ayuda a mantener el equilibrio entre las diversas
fuerzas bajo las cuales estamos sometidos, nos facilita el logro de nuestras
metas; con lo que paliamos el estrés.
El tiempo no lo podemos controlar,
porque él es independiente de nosotros. Lo que sí podemos controlar es nuestro
hacer. Existen muchos escritos sobre el manejo del tiempo, esto es un error. Lo
que podemos, insisto, es manejar nuestras acciones. Por ello, lo que debemos conocer
es ¿cómo utilizamos nuestro hacer? Por ejemplo, ¿cómo hacemos las cosas durante
una semana? ¿Llevamos una bitácora de las acciones que realizamos? Nos movemos
en el tiempo como el pez en el agua, pero lo que podemos organizar son nuestras
acciones que acaecen en el tiempo.
No dividimos ni organizamos el tiempo,
lo que dividimos y organizamos son nuestras acciones en el tiempo. Por ejemplo,
organizamos nuestras llamadas, reuniones, visitas inesperadas, trabajo, viajes,
comida, descanso, actividades personales… esto no es tiempo, son acciones. Por
ello, debemos analizar si nuestras acciones se corresponden con nuestras responsabilidades.
Por otra parte, toda acción debe
estar en función de una meta establecida. Para así determinar lo que queremos lograr en un
tiempo determinado, esto en función de que sea importante o urgente. Para ello
podemos desglosar cada meta en tareas específicas, y le asignamos un tiempo de
ejecución a cada una. En el cumplimiento de las metas es fundamental establecer
las prioridades, porque de ello depende cuándo las llevaremos a cabo. Si no
determinamos las prioridades estamos como Alicia en la bifurcación de los
caminos.
En este orden de cosas, al organizar nuestras
actividades o acciones debemos identificar cuáles son las herramientas adecuadas
para realizar las tareas establecidas en un lapso de tiempo específico. Las
herramientas están en función de la actividad que realizamos; las herramientas
de un mecánico automotriz son diferentes a las de un burócrata. Cada uno de
nosotros debemos conocer cuáles son los instrumentos que requerimos.
Debemos identificar, con el fin de
eliminarlos, cuáles son los enemigos de nuestras acciones. Por lo general, los
principales problemas para controlar nuestro hacer suelen ser, por ejemplo, sobrecargar
nuestras actividades, esto es, tratar de hacer más de lo que podemos hacer;
asumir tareas de otros; atender llamadas no planificadas y hacer uso
indiscriminado de los dispositivos móviles; visitas inesperadas, reuniones
improvisadas… Todas estas son actividades que entorpecen nuestro hacer, y mucho
más cuando no planificamos nuestras acciones.
Para mejorar nuestras actividades es
fundamental planificar las mismas. Por prioridades, importancia, semanal… La
planificación está en función de lo que haga y con quien lo hace. Por ejemplo,
no es lo mismo trabajar solo que trabajar con un grupo de personas; ser
subordinado que ser dirigente. La planificación de las actividades varía en
función del contexto en que éstas se realizan.
Como he indicado antes toda actividad
está en función de una meta. Por lo tanto, es necesario preguntarnos si lo que
estamos haciendo, en este momento, ¿nos mueve en dirección de cumplir la meta
trazada? La pregunta es un controlador. Porque si la respuesta es NO, en algo
estamos fallando. Y si estamos fallando estamos desperdiciando nuestro
esfuerzo, es decir, nuestra acción.
Si la respuesta, a la pregunta
controladora, es NO. Estamos administrando inadecuadamente nuestra acción;
estamos siendo ineficientes e ineficaces. Estamos malgastando nuestro esfuerzo;
estamos desperdiciando nuestro hacer. Entonces, somos gerentes deficientes de
nuestras acciones. El tiempo, por su parte, seguirá allí igual para todos. Sin
embargo, la administración inadecuada de nuestras acciones nos convierte en
sujetos fracasados, porque no hemos podido cumplir nuestras metas. Por el
contrario, el manejo adecuado de nuestras acciones es parte de ser sujetos exitosos.
Referencias:
Facebook:
consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Youtube: Obed Delfín
Twitter:
@obeddelfin
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