La posibilidad
de iniciar mis relaciones a través del conocimiento de mí mismo me abre a la
potencialidad de mí conciencia. El conocimiento de uno mismo es camino
laborioso y, en la mayoría de los casos, lento; pues no se puede hacer de un
rato para otro; lleva tiempo y dedicación este conocimiento que, además,
involucra necesaria a los otros. El conocimiento propio desarrolla necesaria la
conciencia que tengo de mí y del entorno en el cual me desenvuelvo.
Aprendo a
conocer mis atributos, actitudes, virtudes esenciales y todas las
modificaciones que a través de éstas experimento. Asimismo tengo conocimiento
de lo que para mí es bueno y malo; pero lo que es para mí, no lo que es para
otros. En suma, desarrollo un conocimiento reflexivo sobre mí mismo y de las
cosas del mundo, de las circunstancias que me atañen y que le atañen al otro.
Tengo acceso el propio sujeto que soy y quiero ser.
A través del conocimiento de este sujeto
que soy y que quiero ser, me hago un
individuo activo; pues el deseo hace su aparición en el sujeto que
quiere, en el conocerme se da un proceso de reflexión-querer que me impulsa a
buscar realizar mi deseo, a elegir respuestas, a desarrollar habilidades, e
irremediablemente establezco una responsabilidad para conmigo mismo. Me hago responsable
de lo que soy y lo que quiero ser.
En este conocimiento y deseo aumento de la
eficacia de saberme y saber del otro. Puedo determinar el rumbo de mis
acciones, ya que soy consciente de ser la fuerza
creativa de mi propia vida. Soy constructor de las condiciones y del condicionamiento de las cosas
que hago. Puedo elegir mis respuestas ante cualquier situación y ante cualquier
persona, y este ser capaz de elegir es el fundamento de mi libertad, que
posibilita el conjunto de mis oportunidades para lograr mi progreso y mi
bienestar. Me planteo avanzar a través de un continuum
creativo.
Por el contrario, si evado este
conocimiento de mí y, más aún, mi responsabilidad me realizo como una persona
ineficaz, transfiere mi responsabilidad a otros, a quienes culpo por los
acontecimientos que puedo padecer y no llego a realizar, o culpo al entorno, o a
cualquier cosa o persona de allá afuera. De modo que es
otro el responsable de los resultados que obtengo. Entonces a ese otro a quien
yo culpo le atribuyo el poder sobre las acciones de mi vida, pongo mi vida en
él. Ya no soy yo, soy él. Pues, él tiene poder sobre mis actos. Luego construyo
evidencias que apoyan mi afirmación de que es el otro el culpable de mis actos.
Si estoy
construyendo el conocimiento de mí mismo, la posibilidad de ser lo que quiero
ser, mi imaginación de despliega. Y en este ensanchar mi horizontes me planteo
metas, logros, objetivos que deseo alcanzar. Pues no basta el mero impulso del
querer, del desear. Me tengo que plantear lo que quiero alcanzar. Bosquejo,
entonces, en mi imaginación lo que voy a ser y hacer en el tiempo. Determino el talento y las
herramientas con los cuales voy trabajar, yo lo decido, no lo decide otro. Soy
útil en mi hacer y en mi ser.
En este ser lleno de posibilidades, de
metas está siempre la sensación y percepción de esperanza y propósito. Pues
busco crear mi futuro, lo imagino cómo será. Porque para ser eficaz debo
concebirme como el timonel de todo aquello que imagino, que planeo y pongo en
práctica. Y para ello ejercito tanto mi reflexión
como mi creatividad.
En caso
contrario, si mantengo y me mantengo en la sensación de la inutilidad de mis
metas, de mis propósitos y del esfuerzo por mejorar.
Soy un inútil. Soy una
víctima por completo; soy, pues así me concibo el producto de lo que antes me
ha pasado y me pasa en el presente, y me pasará en el futuro. Me concibo como
un ser inefectivo respecto a cualquier cosa, comenzando por mí mismo. Vago sin
rumbo por la vida, y particularmente por la vida de
otros, esperando que las cosas acaben de algún modo, que el entorno me sea favorable,
para de esta forma poder asegurarme que todo es inútil.
Si soy un sujeto reflexivo, creativo,
eficaz estoy asociado a la fuerza de mi voluntad. En ésta me asiento, es mi
pilar. Con el poder de mi voluntad dirijo una vida disciplinada, que concentra
en las actividades vitales, en las actividades importantes. Con mi voluntad
construyo una vida potenciada e influyente. Dejo de ser una víctima y me
convierto en un ser creativo, abandono la condición de inutilidad y me afirmo
en la esperanza y la firmeza. El poder de mi voluntad es lo que soy.
En
el otro extremo, está la vida ineficaz e inconsistente, la vida indecisa y lleva
por otros; la vida que elude sus responsabilidades y adopta la vía del menor
esfuerzo. No tiene iniciativa y no puede tenerla, pues carece de fuerza de
voluntad. Es, a lo sumo, una especie de marioneta, otros son los que mueven los
hilos por los que se mueve. Y estos otros son los culpables de que su vida sea
como es.
Al ser un sujeto activo, creativo, la
fuerza de mi voluntad niega el egoísmo y me asocio a una concepción de la abundancia.
Como sujeto que me sé a mí mismo soy un manantial, piense y me concibo en una
relación yo gano y tú ganas, hay para ti y para mí, esta es la posibilidad y
oportunidad de la abundancia. Porque, en primer lugar, soy un sujeto creativo y
la creatividad no puede ser mezquina, sería una contradicción. Por otra parte,
el poder de mi voluntad me hace ser un sujeto seguro de mí mismo, en otro caso
no sería un poder; y éste me permite ofrecer y dar, abrir la oportunidad a la
abundancia. Una voluntad mezquina no es un poder, sólo será una voluntad.
muy sencillo
ResponderEliminartan sencillo q nunca fui mos manipulados
nunca nos trancaron el camino
no hay tio tigre ni tio caiman
sencillisimo
soy yo el culpable de que el mundo no funciona para
92% porq 8% se dedican a filosofar
JAJA
http://www.loqueacontece.com/que-significa-un-mastro-espiritual/
lee esta VEEEER dad VEEEERciales
http://www.soysanador.com/archivos/partida-final-a-tres-bandas.html
brutos estamos quedando
LOS VENEZUELAnos
por seguir la agenda
de los manipuladores
y no despertar
http://www.loqueacontece.com/que-significa-un-mastro-espiritual/