domingo, 5 de mayo de 2024

SÁNCHEZ VEGAS Y LOS EJES URBANOS

 


Este viernes pasado, ya salido de la Ítaca laboral me encontraba esperando el vagón en el andén del Metro de Bellas Artes cuando vi al amigo Sánchez Vegas, quien se veía con cara de cansancio tropical, ese que produce el sol inmisericorde a lo largo de todo el día. Lo más probable es que yo tenía un modelo semejante, porque eran las dos de la tarde, en un día con mucha bruma producida por la sequía y las quemazones. O tal vez porque la fumadera de marihuana era muy grande desde la mañana en esta ciudad.

Nos saludamos y dejamos, por precaución, pasar un vagón porque venía a nivel de sardina al vapor. Comenzamos a conversar porque a una buena conversa jamás se le saca el cuerpo, más bien uno se mete al cuerpo a cuerpo cual Ali con Frazer.

Me dijo que en la retrospectiva que expuso en la Galería de Arte Nacional, el año pasado, se atendieron más 75 mil personas, él solo atendió a más de 16 mil en visitas guiadas y otros encuentros que se llevaron a cabo. Realizó un performance con la bellezura de Joselyn. Me alegra, en verdad, que su muestra haya sido todo un acontecimiento museográfico, porque es un carajo que le ha echao bolas al hacer plástico. Ahora está preparando otra muestra en el Museo de Bellas Artes, está a la espera que culminen las reparaciones del museo.

Me contó varias anécdotas que han configurado el día a día del mundo del arte. La relación traumática entre el Museo de Bellas Artes (MBA) y la Galería de Arte Nacional (GAN), desde que esta última fue puesta en funcionamiento (1 de octubre de 1974). Porque me contó que aquello fue un asalto, un golpe de Estado fue la expresión que utilizó, que realizaron Alejandro Otero, Miguel Otero Silva y Manuel Espinoza contra el Museo de Bellas Artes que en ese entonces dirigía Miguel Arroyo (años de gestión 1959-1976).

Pues al crearse la Galería de Artes Nacional esta institución se apropió del edificio viejo y parte de la colección que tenía el Museo de Bellas Artes de artistas nacionales. Esto ha sido traumático hasta el día de hoy, porque aun cuando la GAN tiene posee su sede propia sigue en disputa la colección del Museo de Bellas Artes.

Viendo el asunto a la distancia, uno puede pensar que con esa acción por parte de la GAN se perdieron varias posibilidades: La primera, que se perdió de construir la sede de la GAN en ese momento, pues estamos hablando del primer gobierno del compadre Carlos Andrés Pérez y esta gente de la GAN tenía influencia hasta los más altos niveles del gobierno; cosa importante en ese momento es que había dinero por el boom petrolero y Pérez se pensaba con proyección histórica; le hubiese encantado inaugurar esa sede para la historia.

Segunda cosa, al apropiarse de la colección del MBA se perdió la oportunidad de hacer el inventario nacional de los artistas venezolanos en ese momento. No se hizo un registro nacional. Tercero, que la GAN visitara los talleres de los artistas a nivel nacional y comprara, había dinero para eso, las mejores obras de éstos.

Parece que se apresuraron, por alguna razón, y se perdieron oportunidades que luego no fue posible recuperar porque las condiciones del país habían cambiado.

Otra vaina que me contó Sánchez Vegas es que la actual sede de la GAN fue originariamente concebida para la Asociación Venezolana de Orquideología, esto hay que averiguarlo entre los chismosos de la Nación. Porque en 1988 se empezó a hablar de la sede de la GAN y apareció la maqueta expuesta en su sede. Además, como el edificio permanecía inacabado la gente de la Imprenta Nacional quiso echarle mano, pero los de la GAN se fueron para allá y ¨montaron un campamento¨, palabras de Sánchez Vegas, para no perder su mierda.

Y así, a troche y moche, va la historia de la Galería de Arte Nacional. Pero esa gente está haciendo un trabajo arrecho para salir a flote nuevamente.

Toda esta vaina la conoce Sánchez Vegas porque él ha sido y es actor de primera mano y de primera fila de muchos haceres culturales no históricos, pero si anecdóticos. Los cuales siempre son mucho más interesantes para los dedicados a los recovecos del día a día.

Entre lo que me contó dejo dos pendientes: los rechazados y los integrantes del boom del dibujo en Venezuela. Estas las voy a dejar para más luego.




Otro asunto muy interesante que me contó fue la diferencia de enfoque que se dio, durante el gobierno de Pérez Jiménez, por parte de los arquitectos caraqueños con respecto a Caracas. Esto me interesó porque yo me había preguntado de ¿cómo carajo se explica la convivencia simultanea de dos concepciones estéticas tan disimiles como son la Universidad Central de Venezuela y Los Proceres? Porque ambos proyectos y obras se dieron al mismo tiempo.

Me contó, el pana Sánchez Vegas, que de la Universidad Central hacia el Centro de Caracas predominó la tendencia modernista inaugurada con el Plan Monumental de Caracas de 1939 elaborado por el equipo de urbanistas franceses, continuada posteriormente por Rotival, Villanueva y los acólitos a esta concepción.

Que para mí es una expresión arquitectónica del positivismo venezolano, cosa que plantee en ¨1939, Claro/Oscuro¨.

La otra tendencia también modernista, que serpentea por el Paseo Los Ilustres desemboca en Los Próceres y abarca el sector de la Avenida Victoria hasta el Helicoide, estuvo comandada por unos arquitectos, entre ellos Wallis, que tenían relación con los italianos del grupo Domus. Esto explica esa concepción italianizante neoclásica del eje Los Ilustres - Los Próceres y del sector de la Avenida Victoria.

Para la historia de la arquitectura local, la tendencia Villanueva fue más fuerte en el sentido de imponer su relevancia y minimizar la otra tendencia. Se habla mucho sobre la Ciudad Universitaria y el eje de la Avenida Bolívar, pero poco del eje patriótico de Los Próceres. Aunque ambos, en última instancia, son ejes patrióticos con perspectivas y concepciones estéticas diferentes.

Aquí hay que meter una acotación, para añadir y especular que la presencia de Sofía Imber, con el apoyo de Guillermo Meneses, cambiaron la visión arquitectónica de Villanueva sobre la Universidad Central de Venezuela (UCV), ya que sin esta presencia posiblemente el lenguaje arquitectónico y artístico de la UCV hubiese sido más modesto y recatado, como lo anunciaban el Hospital Universitario, la Facultad de Medicina y la trayectoria del arquitecto jefe del proyecto. Pero se produjo un salto inesperado y aquí es donde debe tener su participación Meneses como negociador con el gobierno de turno, para que éste aceptara el nuevo lenguaje arquitectónico.

Volviendo al asunto de ambos ejes, debemos entender que éstos son expresión de la misma herencia positivista venezolana expresada con manifestaciones arquitectónicas diferentes. Junto a este positivismo que también encarna el perezjimenismo está la tendencia desarrollista presente en América del Sur en ese momento histórico y con la cual comulga Pérez Jiménez.

La convivencia de por lo menos dos tendencias o visiones arquitectónicas es lo que explica que un mismo gobierno construya y sea garante de dos arquitecturas tan disimiles.

A estas dos tendencias arquitectónicas, hay que agregar la tendencia estadounidense producto de la presencia de la industria petrolera. De la cual, la Sala Trasnocho Cultural, en el 2017, presentó la muestra “Arquitectura norteamericana en Caracas 1925-1975: OUR architects”. Esta tendencia fue puntual, expresada en los edificios sedes de la industria petrolera presente en Caracas.

Estas concepciones no son las únicas que se han dado con respecto a Caracas, hay otras a la espera de ser mostradas.


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