jueves, 2 de mayo de 2024

LA GERENCIA COMPULSIVA Y LAS CAGADAS HUMANAS


 

La gerencia compulsiva es el resultado y el producto de lo no planificado. De la ausencia de una planificación mínima. De lo que va saliendo como puede. Además, contiene en sí al gerente que quiere todo para ayer. Porque éste cree que con esa actitud va a solucionar la falta de previsión y planificación.

Por el contrario, la agrava; pero a él no se le puede decir nada. Porque, además, de no planificar es estúpido. Y todo estúpido actúa compulsivamente en un intento de enmendar la cagada que ya ha puesto.

Este tipo de gerencia siempre está, y permanece, en el vamos hacer. Nunca hace. Y no puede hacer nada porque no planifica. Todo es compulsivo, el inicio y el final, que es corto.

Irse de pronto para la playa con los amigos puede ser una experiencia espontanea del carajo, y de allí el dicho de que lo espontáneo es lo mejor. Pero una operación a corazón abierto o la construcción de un rascacielos tal vez no lo sea.

Imaginemos a unas de esas personas que ama lo espontaneo, lo que se hace emocionalmente, que de pronto un medico le diga que hay que someterla a una operación. Que no se preocupe que el día de la operación van resolviendo como se puedan. O esa misma persona va a comprar un apartamento y el vendedor inmobiliario le diga que en los cálculos estructurales de ese edificio se hicieron de manera espontánea, a veces el ingeniero otras veces la secretaria de la oficina, quien iba llegando le iba metiendo mano al cálculo. Y que la construcción del edificio fue algo semejante con lo que iban consiguiendo lo fueron construyendo.

Tal vez no le guste mucho ninguna de las dos propuestas, aunque sea muy amante de la espontaneidad. Porque él quiere una operación con todo planificado, y el edificio donde va a vivir que no sea una chapuza ni de ingeniería ni de arquitectura.

Tal vez ahí no se queje de los que él llama cabeza cuadrada.

Así pasa con un mínimo de la gerencia. Se espera que tenga por lo menos un poco de sentido común y de previsión, para saber que se tiene que hacer a mediano plazo, en los próximos tres meses por lo menos.

Que la gente la cague no es el problema, sino que el personal se vea envuelto en esa cagada es lo preocupante. Porque la no planificación arrastra al personal, y lo más probable es que sea a ese personal al que se le eche la culpa porque la vaina no funciona.

Porque el guevón es siempre el que la va a pagar, téngalo por seguro.

Luego vienen los de las ideas brillantes, esas que resplandecen hasta cegarlo a uno.

Un carajo me decía que él le había enviado una propuesta a un ministro, una propuesta del carajo, redonda. Donde le planteaba la necesidad de implementar o activar ese eje que hay entre los museos para que los artistas vendieran sus piezas, que se diseñaran unos quioscos bien diseñados, hasta se podía llamar a concurso para esos diseños.

Yo lo miraba y pensaba: Éste es otro guevón que se cree que se la está comiendo.

En eso le dije:

—Eso es plata. Tú le estas enviando al ministro una propuesta donde tú no pones nada y quiere que te den plata.

Este carajo es el eterno pedigüeño que no aporta nada, que no propone una solución sino un problema. Y cree que está botado.

Como el mendigo que pasó cuando yo estaba comprando unos caramelos en la calle, que cuestan 1 bolívar cada uno. El mendigo le pide al vendedor y éste, que está en esa verga desde la 8 de la mañana porque yo lo veo cuando paso a esa hora, saca dos billetes de 10 bolívares y entiende la mano para darle los billetes. El mendigo le dijo que esos billetes no valían nada y no se los recibió.

Una patada por ese culo provocó darle al comemierda.

Así actúa el carajo de la supuesta propuesta. Él no está haciendo ninguna propuesta, lo que está es mendingando con la misma arrogancia del mendigo de mierda.

Una propuesta es la búsqueda de una solución. No enredar el papagayo, para ver que recojo en río revuelto.

La vaina es arrecha cuando uno no entiende lo que está haciendo y cree que está volando. La estrellada va a ser de la puta madre.


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