Plantear la zona de conformidad como zona
de sobrevivencia puede resultar algo odioso a las doctrinas triunfalistas. Y
esto, porque por todas partes escuchas o leemos que hay que salir de la zona de
conformidad, y lanzarnos a conquistar el mundo. Si no hacemos eso somos unos
seres fracasados, que no pensamos en el futuro, que estamos entregados a la
derrota y bla, bla, bla y más bla.
En
las doctrinas triunfalistas esto se da así, porque, muchas veces, están
pensando en contextos ideales, fuera de una realidad dada. En sujetos ideales,
dicen «todo es posible», «todo está en la mente» con lo cual niegan la
exterioridad. Están planteando más sujetos perfectos que seres de carne y
hueso. O solo están midiendo el contexto desde su posición y con el cristal que
les conviene. Esto también se da porque anida en tal concepción un
individualismo descontextualizado, que está convencido que por decir algo ya
esto se hizo realidad. Se creen un Cristo, que «las aguas se aparten y las
aguas se apartaron». O tales están en una excelente posición y desde esa
posición evalúan el mundo. No obstante, la realidad es abrumadora.
La
zona de conformidad en épocas de crisis agudas es un mecanismo de
sobrevivencia. Porque los individuos se adaptan a las circunstancias para
sobrellevar la situación existente. Tal situación está más allá de cualquier
manejo posible. La gente en el manejo del sentido común habla de dejar «pasar
el chaparrón», están diciendo que hay que esperar. Porque no está en sus manos
hacer nada. La realidad lo desborda.
Incluso,
la naturaleza se adapta a los períodos de crisis. En tiempo de sequía las
plantas no florecen, las hojas se hacen más pequeñas. En tiempo de escases de
alimentos, los animales en estado de naturaleza no paren. Lo que hacen es
esperar que la naturaleza traiga las aguas de dios; lleguen mejores momentos.
Se adaptan.
En
este sentido, en muchos casos, la zona de conformidad es un estado de
sobrevivencia. Que en muchos casos dura toda la vida. Porque la crisis se
transmuta contantemente. Entender esto para quien está afuera, no resulta
fácil. Pero criticar si se hace fácil. En época de crisis que están más allá de
nuestra capacidad, lo mejor es hacer como el morrocoy, enconcharse; para lograr
ser un sobreviviente.
Con
esto quiero indicar, que la zona de conformidad hay que ponerla en el contexto
en que ella se manifiesta. Por muchas veces, se habla de la conformidad del
sujeto como si éste no estuviese en un contexto; algo propio de las
concepciones individualistas. Que ven al sujeto sin el contexto. En zonas de
alta violencia, intentar salirse de la zona de conformidad se puede pagar con
la vida. Eso hay que considerarlo, porque se ha tejido una tela de araña muy
viscosa.
O
en momentos de crisis económicas, donde la contracción económica arrastra todo
es recomendable permanecer en la zona de conformidad; a la espera que haya un
nuevo reverdecer. Para así poder actuar. Lo que sí está en nuestras manos es
prepararnos para cuando lleguen los buenos tiempos, las lluvias que reverdezcan
la vida. Si no lo hacemos habremos sido indolentes, descuidados con nosotros.
Este
descuido lo volveremos a pagar más adelante, porque la desidia personal siempre
nos pasa factura. Debemos mejorar como personas, en nuestro conocimiento, en
nuestro pensar-hacer. Y eso no tiene ninguna contradicción con la zona de
conformidad. Porque la zona de conformidad tiene que ver con la situación
exterior, no con nuestro ser interior; aunque llega a afectarlo. Debido a que no
sepamos manejar la situación exterior.
Debemos
comprender lo que está en nuestras manos y lo que está fuera de ellas. Esto es
importante para establecer el límite de la zona de conformidad. La zona de
conformidad tiene que estar limitada a nuestra relación con lo exterior, para
así minimizar su incidencia con nuestro interior. Si la zona de conformidad
llega a invadir nuestro ser interior, ya no estaremos hablando de zona de
conformidad; sino de entrega del ser. De la pérdida de nuestro ser, y eso es
otra cosa. Estamos en otro plano existencial.
La
zona de conformidad como la he tratado está en relación con nuestro entorno y
su incidencia. No como la muerte del sujeto, sino como la espera reflexiva y
paciente de mejores tiempos. Porque para esos somos sujetos que pensamos y
sentimos. Asumir la zona de conformidad como medio de sobrevivencia no niega el
optimismo, es asumir la realidad. Son tiempos de estoicismo, de conocer para
mantener la entereza de espíritu.
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Obed Delfín
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