Nuestras fortalezas se definen a partir de la relación que éstas tienen con
nuestro desempeño y rendimiento. También las podemos definir al asociarlas con nuestros
comportamientos de eficiencia y eficacia, en la ejecución de las actividades
que llevamos a cabo. Para gestionar, de manera eficiente y productiva, nuestras
capacidades o competencias debemos conocer cuáles poseemos. En esto consiste,
en parte, conocernos a nosotros mismos.
Lo primero que debemos hacer es detectar cuáles son nuestros talentos, esto
es, aquellos atributos que nos definen en nuestro pensar-hacer. Por ejemplo, a
un músico lo definen sus competencias musicales para tocar un determinado
instrumento, a un mecánico automotriz lo definen sus habilidades corporales
para manipular diestramente unas herramientas, entre otras competencias.
Al reconocer nuestros talentos, debemos orientar éstos para convertirlos en
nuestras fortalezas, lo que requiere de un proceso de aprendizaje. Por ejemplo,
una persona con talento corporal para el baile, debe estudiar tal disciplina
para convertirla en una fortaleza. Debemos reconocer nuestros talentos para identificarlos
claramente; para luego desarrollarlos hasta convertirlos en fortalezas. Todos somos
buenos en o para algo, ese es nuestro atributo. El disciplinarlo o educarlo es
el proceso para que ese talento se convierta en una fortaleza útil a un fin.
Uno de los obstáculos que con frecuencia impide nuestro desarrollo personal
y social, es no reconocer o reconocer a medias nuestros atributos, nuestras
competencias. En esto nos hace andar a ciegas. Además, nos impide llegar a
desarrollar adecuadamente algún tipo de fortaleza. El proceso de reconocer y valorar
nuestros talentos y desarrollar nuestras fortalezas es fundamental. A veces,
tendemos erróneamente a enfocarnos en corregir aquellos aspectos que son
nuestras «debilidades»; podemos trabajar en éstas, pero es más importante
trabajar en nuestras competencias, por es por medio de éstas que alcanzaremos
el éxito.
Con respecto a las debilidades, estas son carencias que
todos poseemos. Por ejemplo, muchos de nosotros «no cantamos ni en la ducha»
porque tenemos debilidades para la música. Las debilidades no nos impiden que
seamos exitosos; cuando en verdad nos enfocamos en nuestras competencias. Las «debilidades»
forman parte de nosotros, nos constituyen. No hay que tenerles miedo. Hay que
saber, también, cuales son éstas. Ahora bien, centrarse en éstas no es
productivo.
Para abordar adecuadamente nuestras debilidades podemos gestionar un plan
de estrategia. Por ejemplo: Realizar un plan de mejoramiento para reducir la
debilidad. Diseñar un sistema de apoyo para compensar la debilidad. Utilizar
uno de los talentos innatos para minimizar la debilidad. Encontrar un
complemento que sustituya la debilidad. Desistir de la atención que demande la
debilidad. Sin embargo, considero que es más importante poner nuestro mayor
énfasis en desarrollar nuestras competencias o fortalezas.
Desde el punto de vista de la gestión de desempeño, sea
éste personal u organizacional, debemos descubrir los talentos predominantes para
poder elevarlos a fortalezas. Nuestro pensar-hacer debe basarse en un sistema
de fortalezas. Porque, de este modo, nuestro proceso de gestión de desempeño será
más eficiente para alcanzar las metas que nos proponemos. Debemos entender que
este proceso, es un proceso de mediano y largo plazo de mejoramiento y
formación continua.
Cuando somos conscientes y consecuentes con nuestros talentos y fortalezas comprendemos
qué genera nuestro comportamiento y nuestras acciones. Comprendemos que y
quienes somos. Asimismo, podemos conocer el alcance de nuestras acciones. Podemos
orientar, además, de manera eficiente nuestros planes de desarrollo y de gestión.
De lo anterior podemos señalar que los objetivos específicos de nuestro aprendizaje
debe fundamentarse en: Reconocer las características de nuestras fortalezas
relacionadas éstas con los criterios sobre aptitudes, actitudes y destrezas. Plantearnos
un proceso para desarrollar nuestros talentos hasta convertirlos en fortalezas.
Estudiar el manejo de nuestros atributos y competencias en la cotidianidad de
nuestro pensar-hacer. Analizar las estructuras de las fortalezas en personajes relevantes
con vista a nuestros fines, un aprendizaje por modelo es importante.
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